Abriendo la puerta...

"Si no tenemos paz dentro de nosotros, de nada sirve buscarla fuera"

Francoise de la Rochefoucauld


sábado, 19 de enero de 2013

EJERCICIO CONTRA EL MIEDO

Tratando de poner un paréntesis a mis ajetreados días, estuve revisando pausadamente mi correo y entre las joyas que llegan a él, a veces cuando uno más lo necesita, encontré este ejercicio que puede sernos de utilidad.
         Todos tenemos miedo a algo. Por muy fuertes e inmunes que queramos ser o parecer ante los demás, nadie está libre del miedo a alguna cosa o circunstancia. Precisamente porque estamos atados a los afectos, al amor, al cariño y al apego de lo que desata nuestra felicidad es por lo que tememos perderlo y damos paso a esta emoción tan debilitante.
         El miedo es una estrategia de supervivencia que nos lleva a huir o a luchar desde nuestros más ancestrales antepasados. Posiblemente ahora, estemos en un momento de nuestra evolución que podamos introducir una nueva herramienta además de la huída o la lucha: el logro de la paz en nuestro espíritu cuando aparece. Porque en muchas ocasiones, los miedos reales a los que debían enfrentarse nuestros antecesores, ya no son tal y sin embargo, hay otros muchos que los han sustituido cuya opresión es mucho más letal y definitiva.
         El peor miedo es a uno mismo. A no saber dirigir la vida, a no controlar las emociones o a no ser capaz de reconducir las angustias, a los demás, a la crítica, a la baja autoestima o a lo que ha de llegar.
         Miedos reales o imaginarios que en cualquier caso siempre logran atenazar nuestra alegría y disipar la esperanza.
         Veamos el ejercicio que nos propone Inelia Benz para desbloquearnos ante los miedos. Puede resultar muy tranquilizador y estimulante.
Feliz tarde de sábado.

Puedes hacer este ejercicio en cualquier momento, cada vez que sientas miedo.
Para mejores resultados, es ideal hacerlo en un lugar privado y silencioso, trabajando con una lista de miedos que haz escrito previamente.
Siéntate o acuéstate cómodamente con tu espalda recta y cierra los ojos.
Toma aire profunda y lentamente hacia tu abdomen, luego exhala lo más rápido que puedas.
Repite, toma aire lentamente, y luego suéltalo lo más rápido que puedas.
Y una vez más, inhala despacio, despacio, luego exhala rápidamente.
Ahora continúa respirando a tu propio ritmo.
Escanea tu cuerpo físico desde la cabeza hasta los dedos de los pies, para encontrar la energía del miedo.
Busca el miedo. Si no lo puedes encontrar, lee uno de los miedos de tu lista y escanea tu cuerpo de nuevo.
Una vez encuentras miedo en tu cuerpo, simplemente obsérvalo. No lo analices, solo obsérvalo. Deja que esté allí. Deja que exista. Deja que crezca y sea lo que es.
Se puede manifestar en una incomodidad física, como un nudo, un dolor, energía localizada, o a través de un pensamiento o una memoria, o simplemente puede ser la emoción del miedo.
Solo míralo.
Obsérvalo.
Siéntelo.
Deja que esté aquí.
Y dile, “miedo, eres bienvenido aquí.”
Te doy la bienvenida aquí.
Dale la bienvenida y permite que crezca.
Permite que se haga cada vez más grande.
Permite que crezca y crezca… lo más grande que le sea posible
Deja que sea lo más grande que pueda ser.
Permite que el miedo se exprese para ti.
pero no analices.
Simplemente permite lo que sea que venga.
Aunque sean palabras
pensamientos,
memorias,
Rastréalo si se transforma en otra emoción,
o si cambia su localización en el cuerpo.
Sin importar en lo que se convierta, dale la bienvenida a la nueva expresión. “pensamiento, eres bienvenido aquí … emoción, eres bienvenida aquí, palabras, memorias, miedo, eres bienvenido aquí.
Eres bienvenido aquí.
Míralo, Obsérvalo.
Ahora, permítete acercarte y abrazar el miedo en cualquier expresión que este haya escogido.
Dale amor y luz y permite que exista.
Agradécele por cualquiera que haya sido el trabajo que tenía para ti, y por estar contigo por tanto tiempo.
Ahora, suéltalo y entrégalo a La Unidad. Permite que vaya libre hacia La Fuente.
Respira profundo ahora. Mientras Inhalas, inhala amor y luz. Y cuando exhales, deja que esa luz y amor vaya y llene el espacio donde solía estar el miedo.
Ahora, simplemente respira despacio y profundamente.
Inhalando luz y amor, y cuando exhales permite que la luz y el amor se extienda por todo tu cuerpo y fuera hacia tu entorno.
Ahora, escanea tu cuerpo desde la cabeza hasta los dedos de los pies para ver si quedó algo de este miedo. Si ha quedado algo, repite el ejercicio inmediatamente. Si no, puedes usar tu lista para hacer el ejercicio de nuevo, o terminar ahora abriendo los ojos y estirando bien el cuerpo.
Repite este ejercicio a diario hasta que no tengas más miedo en tu vida.
por Inelia Benz

No hay comentarios:

Publicar un comentario