Abriendo la puerta...

"Si no tenemos paz dentro de nosotros, de nada sirve buscarla fuera"

Francoise de la Rochefoucauld


viernes, 11 de enero de 2013

CAMINANDO HACIA LA LUZ NATURAL

Cuando inicio Enero siempre pienso que comienzo un tiempo en el que vamos caminando hacia la luz. Los días se hacen más largos, la vida se normaliza y todo apunta a un renacer, incipientemente proyectado desde la renovación biológica de la naturaleza. Somos parte de ella y como tal, en nosotros también hay algo que comienza a moverse hacia el resurgimiento.
         Nunca quiero ver la botella medio vacía, prefiero pensar que la mitad significa el equilibrio, el centro desde el cual irradian las posibilidades, el lugar nuclear en el cual se fraguan las contingencias.
         No acierto, tal vez, a definir por qué visualizo ya en mi interior esa vida que parece regenerarse asomando tímidamente su inicio entre las brumas, las dudas o las tristezas. Posiblemente responda a mi deseo de abrazar la felicidad como el estado armónico en el que las emociones excesivas no tienen cabida.
         He llegado a la conclusión de que la felicidad está en el mismo trayecto que recorremos cuando creemos ir tras ella. Gozarla desde el primer momento en el que surgen los proyectos, del tipo que sean, es ya estar allí.
         Estamos demasiado enfrascados en los pensamientos rotativos, sin principio ni fin, sobre nuestras desgracias. Y cada vez que nos vemos protagonistas de ellas más nos hundimos en nuestras propias arenas movedizas, en un pozo de fondo interminable en el que caemos sintiendo la angustia de no tener fin.
         Hay que sustituir las rumiaciones de nuestra mente por la actividad. Cuando uno hace cosas, sobre todo si son manuales e interviene el cuerpo, la mente queda obligada a ocuparse, en gran parte, de ellas y sin apenas notarlo se desvía del acoso de los pensamientos que nos maltratan.
         Me encanta cocinar porque en ello veo una doble función; de un lado invento, innovo, me equivoco y vuelvo a intentarlo. De otro, siempre quiero ofrecer algo rico, creativo y sugerentemente distinto a los que están cerca. Como un presente, como el resultado de una victoria sobre mi misma al obligarme a tomar otro camino distinto del victimismo alienante.
         Procuro emplear mis manos para tomar del brazo a los pensamientos que no quieren abandonarme y sentarlos frente a la tarta que ese día me toque hacer.
         Hoy ha sido una tarta de tres chocolates.
¿Alguien quiere un pedazo de esta pequeña victoria en una mala tarde?


2 comentarios:

  1. Deliciosa fusión de chocolate.
    Después del periodo oscuro viene la apertura a la claridad, así como la naturaleza lo estima, poco a poco, al mismo ritmo que el "niño" crece.
    Qué alegría ver la luz y saborear su calidez. Ahora miro atrás, pero solo para ver que la oscuridad es un refugio meditativo del alma. Aún no me despido de la luz de la vela que con tanto amor ha profetizado al sol desde lo más profundo del invierno.
    Muchas gracias también por tu visión de la botella y su equilibrio, porque me ha dado la oportunidad de mirar nuevamente lo que no quería mirar.
    Un beso.

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  2. Xara es delicioso ver como llega, poquito a poco un nuevo renacer...porque siempre que creemos estar cerca del pavimento...no hay más camino que el de subida!!
    Besos cálidos a la luz del fuego del hogar, mi querida Xara!!

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