Abriendo la puerta...

"Si no tenemos paz dentro de nosotros, de nada sirve buscarla fuera"

Francoise de la Rochefoucauld


martes, 8 de enero de 2013

ACOMODANDO NOSTALGIAS

Cuando la gente vuelve a marcharse la nostalgia se hace un hueco entre nosotros de nuevo. Han pasado días de estar juntos, incluso revueltos. Nos hemos reído, enfadado, llorado y hastiado en las fiestas. Pero también hemos vuelto a ver  a amigos, familiares y gente cercana que aparece fugazmente para desaparecer de nuevo muy pronto.
Quizás, de todo ello, lo que nos ha faltado es la gente que nunca ha llegado, que no puede hacerlo o que no lo hará jamás. Y esas son las nostalgias que hemos de ir acomodando, las que sin pretenderlo han sido protagonistas de nuestras noches de gentío y las que sin saberlo han decidido nuestros momentos de tristeza entre la alegría colectiva.
Los que se han ido, los que han cruzado a otra dimensión, los que han parecido que no estaban nos han acompañado de otra forma; posiblemente la más cercana y entrañable, la más auténtica y directa. Han estado tan cerca que apenas nos hemos dado cuenta de su presencia. Han estado en nosotros y con nosotros han gozado este tiempo.
La nostalgia no deja de existir porque la evitemos. No se va porque la obviemos. No nos abandona sino es acomodándola en un rincón del alma. Dándola cabida y dejándola que nos acompañe.
Mañana volveremos a nuestro mundo diario. A retomar las rutinas donde las nostalgias también nos siguen de cerca pero se confunden con la normalidad del día a día y se recolocan en él.
En realidad pienso que está muy bien tener un período distinto en el que poder darles su tiempo, un intervalo en el que dar rienda suelta a las lágrimas sin que parezca que están fuera de lugar, una tregua a la contención a la que sometemos los recuerdos de quienes hemos amado tanto y nunca volverán. Por eso, creo que efectivamente hay que saber preparar el espacio en el que debemos acomodar a la nostalgia y visitarla de vez en cuando para que no se sienta sola y quiera invadirnos por completo.
La nostalgia forma parte de todos nosotros por eso debemos amarla también. Será nuestra amiga si la tratamos con el afecto que se merece y un día, seguramente, ella sola nos pedirá permiso para salir dejando en su lugar una bella sonrisa llena de ternura que al final esa será nuestra compañera al recaer en los recuerdos que siempre nos acompañarán.

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