Abriendo la puerta...

"Si no tenemos paz dentro de nosotros, de nada sirve buscarla fuera"

Francoise de la Rochefoucauld


miércoles, 19 de septiembre de 2012

LAS ALAS DEL DESEO

Siempre me he imaginado al deseo con alas. Con enormes plumajes que sean capaces de acercarle a aquello que constituye la razón del desvelo, con un rítmico movimiento cargado de ternura dispuesto a llegar al corazón de su destino.
El deseo es tan necesario como la propia vida. Se trata de un ímpetu majestuoso que va calando hondo en las entrañas hasta que invade mente y alma. Un etéreo vapor de estrellas que incita a la búsqueda de aquello que vaga incandescente por nuestro interior. Sin deseo no existe nada, se muere lentamente y ninguna cosa peor que vivir muriendo sin  morir.
El mejor indicativo de que aún no nos hemos bajado de la existencia es precisamente desear. No importa qué. Pero desear.
La indiferencia es la tumba de la consciencia. Llega incluso un punto en el que nos convertimos en parásitos de los demás a base de no alimentar nuestros propios deseos y adherirnos a los suyos.
Hay que sentirse capaz de tener necesidades propias y hacernos protagonistas de urgencias personales como aspirantes al pódium de los que se arriesgan.
Necesitamos desear, más y mejor cada día porque sólo cuando uno quiere algo y lo quiere con vehemencia puede llegar a lograrlo.
Es fácil fantasear con las palabras sin darnos cuenta que caemos en la trampa mortal que nos preparan. Hablar no es actuar. Desear tampoco es conseguir. Hay que transitar un puente entre ambas acciones y comprometernos a sufrir lo que deseamos; porque a veces, lo que queremos no es lo que más nos conviene pero seguro que si parte de un sincero deseo del alma habremos, al menos, alcanzado la felicidad que a la que tanto aspiramos.
No hay más remedio que desear porque es el primer paso para avanzar hacia lo que nos gusta, nos emborracha de pasión o nos conmueve. Emociones todas ellas, demasiado olvidas en nuestro día a día de cada día.
¡En este instante he alumbrado un  nuevo deseo!...Haz lo mismo y decídete a ir en su busca.

6 comentarios:

  1. Es por lo menos paradójico que para muchos maestros del pensamiento oriental la felicidad comienza cuando se deja de desear y se contenta uno con simplemente estar despierto al presente, sin proyecciones hacia el futuro ni indagaciones sobre pasado, acepatando todo tal como es y está en el ahora.

    Yo pienso como ustedes, que si dejo de desear, me marchito, me muero por dentro.

    Un saludo.

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  2. Sin el deseo el alma se marchita...porque necesita de ello como el aire para vivir o la raiz que busca en la profunda tierra el agua que le da vida...

    Lo difícil es cruzar el puente...!

    ...!

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  3. Fer es cierto que oriente pretende anular el deseo como fuente de angustias y sinsabores ante la ausencia de su conquista...pero tal vez nosotros sepamos que el deseo es vibración pura, sacudida intensa que nos mantiene vivos. La contemplación sin participación está lejos de nuestro sentir occidental por mucho que lo pretendamos.
    Un beso y gracias por particiar.

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  4. !!Cruzar los puentes...!! ardua tarea para el que no desespera, fácil para el que como única opción tiene el precipio tras de sí!*

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  5. Mi flor catábrica....recuerda los caminos del sevillano....

    "Mi corazón espera
    también hacia la luz y hacia la vida,
    otro milagro de la primavera"

    ...al mirar hacia atrás vemos huellas, caminos andados y hacia adelante los que vamos a encontrar...!

    ...!

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  6. !Nada hay imposible...o al menos así lo quiero creer!!*

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