Abriendo la puerta...

"Si no tenemos paz dentro de nosotros, de nada sirve buscarla fuera"

Francoise de la Rochefoucauld


domingo, 13 de mayo de 2012

EL NUDO

He rescatado de mi joyero una cadenita de oro con un diminuto osito que pende de ella. La he llevado mucho tiempo atrás. Por motivos que no recuerdo, un día debí quitármela. Hace unos días volví a ponerla sobre mi cuello.
Siempre me ha gustado mucho porque la cadena apenas se ve. Es de una fragilidad extrema y no resta protagonismo al símbolo que protege.
Ayer me di cuenta que el muñeco no se movía libremente por la cadena, que su juguetón ir y venir a través de ella acompasando mis movimientos se había detenido y que como si hubiese perdido la vida yacía ladeado sin poder moverse.
Al revisar el por qué de ese inmovilismo me di cuenta que había un nudo introducido en el orificio del canal de ruedo. Sabía que sería una tarea difícil desenredar aquella maraña de eslabones diminutos entrelazados entre sí. No fue sencillo, ni siquiera fue un éxito, pero me ha servido para aprender el valor de la paciencia y sobre todo, para reconocer la existencia de capas superpuestas que parecen invisibles y que engrosan los problemas.
Efectivamente, como el nudo que acometí lentamente son en realidad las dificultades emocionales. Sabemos que están ahí, conocemos su tamaño pero a veces no nos damos cuenta de que no están formadas por un solo bloque, sino que al igual que los nudos se superponen en estratos imbricados mutuamente que requieren un tratamiento individualizado si queremos liberarnos de ellos.
No era pues, un solo nudo. Con paciencia fui descubriendo que bajo un nudo había otro…y otro. No podía acceder al nudo base sin haber liberado los anteriores. Así nos sucede cuando hay una emoción enquistada en el alma. Nunca está sola. Se compone de capas de una trama delicadísima que han de sanarse una a una.
Finalmente, no puede liberar el último nudo. Ahí está, junto al osito, para recordarme que he caído, que me he enredado muchas veces y que de no cuidar mis afectos volverá a engrosarse el nudo hasta que pierda la misión de sostenerle. Pero ahora, al menos, puede moverse a pesar de las dificultades.
Está aprendiendo a desplazarse con ellas.

2 comentarios:

  1. Cuantas veces un simple nudo nos impide avanzar libremente, cuantas veces solo la ilusión es la diferencia entre un paso y otro.

    La diferencia entre el que se hace un "nudo" y el que "desata" su nudo radica en la paciencia con que enfrentamos la solución de nuestros problemas.

    La "gordiana solución" nos parece hoy a la distancia una simple anécdota, pero como el nudo que impedía la libertad de tu enviadiado osito, solo es cuestión de simple paciencia, de detener el tiempo para librar a nuestra alma de los nudos que la atan.

    Me alegra comprobar que la libertad de que gozas, es producto de la inteligencia y la paciencia que pones en tu vida.

    Un abrazo tibio y cariñoso y por favor dile a tu oso que le envidio porque prisionero en tu cuello puede acariciarte libremente, mientras yo libre solo puedo echar a volar prisionero de ti, libremente mi anhelo.

    ...!

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  2. !!Qué sugerentes palabras para mis oídos...tan cerca del osito!!...gracias mi delicado y sutil viento del Oeste!!!***!!!

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