Abriendo la puerta...

"Si no tenemos paz dentro de nosotros, de nada sirve buscarla fuera"

Francoise de la Rochefoucauld


viernes, 27 de abril de 2012

DESCONOCIDOS
Todos, salvo la familia, hemos sido desconocidos de otros,  alguna vez. Lo curioso es la confianza, los estrechos lazos del corazón y la exquisita sintonía que establecemos con algunas personas.
Siempre se ha dicho que a la familia no se la escoge. O tal vez sí. Aunque de haberla elegido no nos queda el recuerdo ni del cuándo ni del cómo. Pero el azar, la casualidad o la causalidad nos ponen frente a determinadas personas que serán claves en nuestra vida.
El tiempo, los afectos y las rutinas que establecemos con ellas nos hacen olvidar que alguna vez también fueron para nosotros gente desconocida.
La prevención que a veces sentimos cuando nuestros hijos o personas queridas comienzan una relación, del tipo que sea, aunque nos aterra más si es amorosa por las consecuencias que puede traer, no tiene demasiado sentido si pensamos que efectivamente en su día nosotros tampoco conocíamos a los que hoy formamos una familia.
A veces, un desconocido puede convertirse en tu mejor apoyo. Otras ni siquiera la presencia es necesaria para sentirte bien con alguien. Por eso debemos evitar la prevención que sentimos cuando no conocemos, siempre que el corazón no te avise de que algo va mal.
Nos dejamos llevar, en demasiadas ocasiones, por la tiranía de la razón. Por los filtros de la lógica que todo lo somete al análisis del juicio modelado por los patrones de conducta adquiridos y heredados en nuestra biografía. Por esa mente inflexible que guarda celosa los prejuicios de cada época, de las modas y de las corrientes de pensamiento al uso en cada momento histórico. Todo ello revuelto como en un cóctel único, dirige las cercanías y los rechazos ante quienes llegan nuevos a nuestra vida.
         No olvidemos, que además de todo lo que nuestra genética aporta, están los latidos de nuestro corazón  marcando el ritmo de las vibraciones que emitimos y proyectamos y que nos permite advertir esa única sensación que nos provocan determinadas personas que a pesar de ser desconocidas parecen haber estado en él durante milenios.
La intuición se une entonces a la mágica recepción de los filamentos del otro y como si de flores se tratase, el espíritu queda polinizado para procrear  amor.
No hay desconocidos.
  

5 comentarios:

  1. A mí, ahora, en esta fase del ciclo de mi vida, los desconocidos me parecen los grandes decodificadores del amor que siento por mi familia.
    Y este espacio particularmente bello, por gran casa espiritual que representa y que no está muy presente en mi familia. "Mirar lo que no se ve", tanto tiempo silenciado en las emociones familiares, y tan llenos de "ojos" anónimos que escuchan y sienten con nosotros. Eso es una maravilla, que no debo perder por nada.
    Muchas gracias y un beso enorme!!! amigos

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  2. Cuando llegamos a estos estados de comunión espiritual, de identidad libre de ataduras y compromisos es el momento de aceptar que hay un "universal" (nous?)que nos hace hermanos.

    Tus palabras, mi linda Xara complementan muy bien las de nuestra querida Flor y Nata: este espiritual espacio nos brinda la oportunidad de compartir nobles sentimientos de hermandad que son difíciles de experimentar en nuestros ámbitos familiares.

    Hay seres que marcan nuestras vida con el sutil calor de la amistad sincera y los sentimientos compartidos en comunión espiritual mas allá de los vínculos filiales biológicos.

    En mi vida he recibido mayor afecto y apoyo espiritual de personas que nunca había conocido y que llegaron a mi vida pasados los años mozos, que de mis propios hermanos y hermanas de sangre; suena duro asegurar que nuestros mejores amigos no se encuentran dentro del círculo familiar, sino fuera de ella y que conforman una familia real, mas fiel, mas cercana, mas confiable y que nos prodiga ese calor de familia y de hogar que alimenta nuestro espíritu.
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    La familia es un tesoro inestimable que debemos acrecentar y proteger como el bien mas preciado que podemos atesorar en este paso efímero por la vida.

    Y estoy seguro que pasado el humbral nos volveremos a encontrar como "nous" eternos.

    Un cariñoso abrazo desde la invernal sabana andina en donde brilla tímido el sol mañanero.

    !Gracias Flor y Nata por compartir tu espacio con nosotros viajeros sedientos de amistad y de afecto..!

    ...!

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  3. Gracias Xara, gracias mi viento del oeste!!...por formar parte de "mis desconocidos" más cercanos y queridos!!.
    Gracias al resto de anónimos lectores... que constituyen ese colchón afectivo tan necesario para seguir!!

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  4. Tanto los desconocidos como la familia, son, han sido y serán importantes en nuestra vida, la familia porque somos nosotros los que elegimos a la que venir, probablemente porque tenemos cosas pendientes que solucionar de vidas anteriores y venimos una y otra vez hasta que quedan resueltas.
    Los desconocidos y amigos están ahí, porque no debemos olvidar que además de la familia humana, tenemos una familia cósmica con la que nos reencontramos una y otra vez para ayudarnos en nuestros ciclos evolutivos, de ahí el reconocimiento, la química que sentimos con personas que sin conocerlas, sentimos con ellas.
    De cualquier manera lo mejor es dejarnos llevar por nuestro corazón, por nuestros sentimientos ya sean familia o desconocidos, no olvidemos que somos UNO con el TODO, no debemos sentir distancia y separación con ellos, cuando lleguemos a sentir e integrar esto, Todo cambiará en nuestro Mundo.
    Un Abrazo y en especial a tí Flor y Nata por hacernos pensar y sentir.

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  5. Mi querido Tony...estoy segura que los desconocidos que nos cruzamos en nuestra vida, no lo son en realidad. Por algo están ahí...y a veces a ellos hemos de agradecer lo que nos da la clave para terminar de conocernos.
    Un abrazo!

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