Abriendo la puerta...

"Si no tenemos paz dentro de nosotros, de nada sirve buscarla fuera"

Francoise de la Rochefoucauld


domingo, 4 de marzo de 2012

TODO PASA DEMASIADO RÁPIDO

Realmente el tiempo es una ilusión que se esfuma cuando tratamos de atraparlo. Una fantasía demasiado delicada para tratar de apresarla en un reloj. Una categoría que se desvanece al querer retenerla en el corazón por más dilación que un ahora en presente.
         Tratamos de tenerlo todo lo más rápidamente posible. Nos urge la prisa. Nos angustia la sensación que querer correr más de lo que avanzamos y no entendemos que se nos escapa la sustancia de la vida por las rendijas que vamos dejando abiertas cuando perdemos el sentido del equilibrio.
         Todo pasa demasiado deprisa. Hasta lo que se vive con desazón, mirado desde el otro lado de la orilla, cuando hemos caminado un trecho, puede parecer breve.
         Queremos ser mayores siendo pequeños para llegar más lejos de lo permitido y saborear la sensación de la libertad en estado puro. Queremos formar una familia para ser felices con rapidez y gozar de todo lo que suponemos nuestro. Deseamos tener hijos y que estos pasen su niñez con celeridad para librarnos de los pequeños inconvenientes de los horarios y las normas.
         Pretendemos que se hagan mayores pronto para que se labren un porvenir. Deseamos que formen su propia familia para verles a ellos felices…y volvemos a añorar que pase el tiempo con rapidez para descansar de la pesada carga que hemos llevado a cuestas empeñados en salir adelante desde la infancia.
         Un ciclo que pasa sin apenas ser consientes  que cada hora, cada minuto… es una cuenta atrás en las posibilidades de beber la vida saboreando cada sorbo.
         Uno se da cuenta, tarde, de que el tiempo tiene intermedios que debemos respetar. Espacios que nos regala para que los vivamos a solas. Pequeños rincones hechos a nuestra medida que están esperando para mecernos en un paréntesis infinito en donde únicamente podemos encontrarnos a nosotros mismos. Paréntesis en los que solamente cabemos nosotros y nuestro pequeño mundo interior. Todo un lujo si consideramos la brevedad de tiempo real que engullimos sin masticar.
         Es demasiado breve la estancia en este mundo para dejar vacíos los espacios de luz que nos esperan. Demasiado efímera la existencia para renunciar a estos furtivos encuentros con lo que nos trasportamos a otra dimensión; con aquello que de verdad nos eleva la vibración y nos mece en el ensueño más delicioso que podamos imaginar.
         Hay que encontrar nuestro rincón. Entrar en él…y descubrirnos, sin tiempo, en un mundo solo nuestro en el cual podamos recrear una eterna juventud donde no exista otro empeño mayor que seguir siendo felices a pesar de todo lo que nos suceda.

5 comentarios:

  1. Existe ese rincón, porque es un momento de no pensamiento. Para mí, es un estado de contemplación sin más. Y el tiempo entonces, se detiene absolutamente, solo cabe la Belleza cuando esto sucede. Es importante buscarlo cuando corazón y la mente estén alineados, y la única necesidad consciente sea latir.
    Un beso y gracias por tus invitaciones a la reflexión y el recuerdo de nuestras experiencias de vida.
    Un beso

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  2. Xara...tener ese rinconcito es ya un privilego...un tesoro al alcance de todos pero tesoro al fin si sabemos encontrarlo.
    Busquemos y hallemos la entrada...nos seducirá tanto que será imposible no volver a él, una y otra vez.
    Un besito de buenas noches y gracias inmensas por estar ahí...tan cerquita!!

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  3. Hola un placer estar contigo nuevamente me parece excelente esta meditacion,esta completa -solo quiero agregar una especie de epilogo-debemos de aprender a gozar del viaje y no solo pensar en la meta saludos desde veracruz

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  4. El tiempo es un instante eterno y debemos aprender a vivirlo como si este instante fuera la última oportunidad; encontrar la esencia del instante es parte de la delicia de vivir.

    De acuerdo a lo anterior, debemos aprender a gozar lo mismo del intenso sol o de la lluvia impertinente, del desierto caluroso o del verde remanzo que nos invita al silencio contemplativo; del azul del mar y del embrabecido cantabro; de la flor que luce orgullosa su hermosura o de la debil brisna que viaja ligera en el viento; del anciano que arrastra sus años con prudencia o del niño que corre feliz detrás de la loca pelota; del dia que nublozo quiciéramos olvidar o de aquel que se eternizó en recuerdos y fotos familiares...en fin es un arte saber aprovechar el tiempo que nos queda en este planeta azul que el Gran Constructor no preparó para contemplarlo, para amarlo y para que nos reciba un dia porque de él salimos.

    Un abrazo para todos los que comparten mis pensamientos.

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  5. Amigo de Veracruz, ánonimo...es un placer contar con vuestra presencia y sobre todo con esos matices tan singulares y ricos.
    Efectivamente que en el camino, en el proceso, en el trayecto está la propia vida en su estado más puro. Esa que se nos presenta como el esceanrio más maravilloso y polifacético para ensayar nuestro comportamiento y mejorarlo.
    Gracias a los dos!!
    Un abrazo lleno de luz

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