Abriendo la puerta...

"Si no tenemos paz dentro de nosotros, de nada sirve buscarla fuera"

Francoise de la Rochefoucauld


sábado, 4 de febrero de 2012

LA MEJOR FUENTE DE CONOCIMIENTO

Cualquier momento es el justo para empezar, para cambiar, para decidir, para romper, para librarnos de algo que no nos gusta o para abrazar lo que siempre quisimos.
 Hasta el último suspiro…habrá tiempo porque esta categoría inventada por el hombre no tiene sentido real en el alma atemporal y se destruye cuando queremos atraparla bajo la consciencia de encajar las vivencias en ella.
         Siempre será el mejor instante para comenzar. En realidad, el pasado aún con su poderosa presencia, no puede hacer más daño del que le permitamos.
Sentir que todo está a nuestro favor para lograr lo que siempre ansiamos nos instala en una cota de seguridad que nos permite disponer de la energía suficiente para avanzar, sea el punto que sea en el que nos encontramos.
         El peor lastre que podemos arrastrar, como pesadas cadenas atadas a nuestro pie, es no creer en nuestra infinita creatividad. En esa maravillosa capacidad de inventarnos una y otra vez para ser otros y mejorarnos en ello. Es fácil reconocer lo creativos que somos cuando lo que inventamos, recreamos o imaginamos son problemas. Entonces nadie nos gana a sospechar dificultades, a intuir desastres o a idear todo tipo de males acechando en contra de nosotros. Deberíamos desplegar esa magnífica imaginación para abrir el abanico de soluciones que siempre están presentes como posibilidad en el mundo real y ser valientes para ponerlas en marcha.
         Somos inmensamente valiosos. Todo el conocimiento está en nosotros. No necesitamos nada. Solamente conectar con él. La vía de conexión más inmediata y certera es la intuición. Ese golpe de corazón que nos hace sentir con fuerza que lo que llega a nuestro pensamiento es real y que sucederá tal y como prevemos. Ese latigazo repentino que surge como una chispa espontánea que da luz a nuestras incógnitas y que nos desvela con rapidez las soluciones que no hemos sabido ver en otro momento. Pero para dar paso a la intuición hay que despejar el camino de los prejuicios primero. Abrir la mente y dejar de par en par el corazón para que el aire fresco roce nuestro rostro y nos devuelva la consciencia de todo lo que está grabado en el alma.
         Cuando estemos frente a un problema, cuando acabemos de conocer a una persona, cuando nos asalten las dudas para resolver con eficacia…demos paso a la intuición. Dejemos un tiempo de sano vacío en nuestro interior. Pidamos respuestas a nuestra intuición. Solo queda esperar. Las respuestas llegan. El conocimiento también.

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