Abriendo la puerta...

"Si no tenemos paz dentro de nosotros, de nada sirve buscarla fuera"

Francoise de la Rochefoucauld


domingo, 22 de enero de 2012

PISANDO FUERTE

Las personas tímidas siempre parecen tener miedo. Se esconden tras de sí mismos para evitar enfrentarse a lo que les asusta. En ocasiones, a los ojos de los demás, puede parecernos que no tiene justificación lo que los tímidos evitan. Frecuentemente, solemos tener muy poca comprensión con lo que la timidez supone para la persona. No entendemos que se trata de una especie de fobia que atenaza su voluntad y merma sus fuerzas.
         Estoy segura de que detrás de la timidez hay una historia en la infancia. Unos modelos de comportamiento autoritarios, normas restrictivas a cada paso, falta de participación en la toma de decisiones y sobre todo infravaloración, que ha quedado indeleble en algún rincón del alma.
         No hay culpables en nada ni nunca. Cada uno da, cuando educa, lo mejor de sí o al menos cree que lo hace. Enseñamos lo que nos han enseñado. Copiamos modelos de conducta sin quererlo; incluso, en ocasiones, rechazando lo que tuvimos estamos, sin embargo, condenados a repetirlo.
         ¡!Cuánto daño ha hecho la mal llamada “educación” a veces!!. No ha formado, sino que ha conseguido todo lo contrario: deformar lo que estaba dispuesto a crecer recto. Pero de nada valen los lamentos y si algo hay que me guste tras comprobar las catástrofes en mi vida o en la de otros, es la iniciativa de comenzar la vida a cada instante, en el punto en el que nos encontremos.
         La timidez es un resultado. Nadie nace tímido, ni lo contrario. Crecemos en un ambiente que nos obliga a ser tímidos o expresivos e intrépidos. Llegamos con un temperamento, es cierto, pero ese, sea cual sea, se ve muy modelado por el escenario que nos encontramos desde la cuna.
         La buena noticia es que si efectivamente no hemos traído ese lastre tampoco estamos abocados a perpetuarlo por siempre. Podemos aprender a creer en nosotros mismos, en nuestra valía, en lo bien que hacemos lo que hacemos bien (porque a veces los tímidos ni eso son capaces de defender), o en la fuerza que nos debe dar estar seguros de que en cualquier caso NO pasa nada. Todo continúa como está.
         Hay que desterrar el fracaso que se siente dentro como propio dictado por el juez más estricto que conocemos: nosotros mismos. Si aprendemos a dominar sus sentencias, incluso si le dejamos sin voz, habremos ganado el juicio y podremos comenzar a despojarnos de la timidez dejándola colgada del miedo de otros. A nosotros no nos servirá ya. Para nada.

3 comentarios:

  1. Hoy he sido consciente de mi timidez, a la hora de expresar mis sentimientos a una persona. Me coloco en ese espacio de fobia que mencionas, la fobia del timido. Es un temor inexplicable que paraliza todas las voluntades.
    Yo no sé desde cuándo, pero la he sentido siempre, es como un recuerdo desde niña,bastante ingrato.
    En mi caso soy más tímida en todo lo relacionado con sentimientos, o atracción por alguien. Y supongo que tiene relación con mi infancia y mis padres. No sé. El caso es que en tus "domingos literarios" he visto que expresar sentimientos hacia los demás, puede dejarnos muy tranquilos.
    Gracias por mostrar tan libremente tus emociones, y demostrar de paso, que NO pasa nada.
    Un beso

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  2. Sí, Xara...lo mejor que podemos comprender está a nuestro favor...y es eso precisamente que NO PASA NADA nunca. ¿Qué puede pasar por exteriorizar lo que sentimos por otra persona??¿Que nos rechace?...Pues aún así no pasa nada.
    Nunca me ha costado expresar lo que siento, creo que se debe al ambiente de pura libertad emocional que viví de pequeña. Estamos a tiempo de dejar salir lo que sentimos...libremente. Besos de media tarde!

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  3. Xara, la entrada nueva va en honor a tu intervención de hoy en el tema de la timidez.
    Un besito

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