Abriendo la puerta...

"Si no tenemos paz dentro de nosotros, de nada sirve buscarla fuera"

Francoise de la Rochefoucauld


jueves, 13 de diciembre de 2012

AL FILO DE UN TIEMPO VIEJO


Estamos a punto de terminar un ciclo, un tiempo que se esfuma y que ha supuesto todo un año, el último, de la vida que tenemos.
Siempre que llegan estas fechas parece que estamos obligados a hacer balance. En realidad, lo deberíamos hacer cada día, o mejor aún, cada noche. El momento de encontrarnos con nosotros a solas debería ser, posiblemente, el más esperado, el más fructífero y el más temido, al mismo tiempo. Ponernos enfrente de nosotros mismos nunca es fácil. Ni cuando el recuento es de un tiempo largo, ni cuando es del instante anterior. A veces nos duele comprobar que nos equivocamos, que a pesar de las buenas intenciones hacemos daño o que simplemente las consecuencias de acciones impulsivas o poco reflexionadas acarrean problemas, a nosotros y a los demás, que pudieron evitarse.
Confesarnos con nosotros mismos es un ejercicio catártico, que nos libera y que nos sana al mismo tiempo.
El final del año es un momento idóneo para tratar de mejorarnos en aquello que seamos capaces de reconocernos. Un ejercicio excelente es pensar en aquello que los demás nos han hecho y no nos gusta. Reflexionar sobre ello debería suponer todo un interrogatorio personal al que deberíamos estar obligados a contestar de cualquier forma. Sobre todo, analizar qué parte de culpa o compromiso podemos tomar en lo que creemos que nos han dañado porque tal vez encontremos la respuesta a muchas actitudes ajenas y propias que no comprendamos.
         Todo lo que sucede en la vida está encadenado. Nos hay sucesos aislados. Todo pasa por algo o para algo y nuestra conducta tiene consecuencias que afectan a otros, tal y como los resultados y reacciones los de los de al lado también nos condiciona. Por eso, pensar que somos geniales, que lo hacemos todo bien, que no tenemos fallos y que nunca nos equivocamos es tan estúpido como ineficaz.
Con una actitud semejante nunca podremos entender que la vida nos pone a prueba muchas veces durante el tiempo que vivimos y que son esas pruebas precisamente, la que nos dan la medida de lo que valemos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario