Es un
proceso sencillo, seguido y tan común que ni siquiera nos damos cuenta que
somos los creadores de nuestra realidad, tanto si la queremos como si no.
Hay que
tener cuidado con lo que pensamos porque indefectiblemente nos posicionamos en
una vibración acorde con lo que en nuestro pensamiento tiene tanta fuerza y
vigencia. Si nos ponemos en el caso de que estos pensamientos sean positivos
efectivamente el motivo de júbilo está asegurado, pero por desgracia la mayoría
de las ocasiones no pensamos sino con los temores, los miedos y los fantasmas
que nos acechan sin cesar cuando no queremos que algo suceda o estamos inmersos
en un proceso que nos altera e inquieta.
Las
personas mayores, desde hace ya muchos años, tienden a mostrar una especie de
superstición con la verbalización de los pensamientos negativos, de forma que
cuando alguien cercano los expresan se apresuran a convencerlas para que no sigan
hablando así so pena de que suceda en realidad.
No estan
descaminados. Las afirmaciones tanto positivas, como negativas también tienen
mucho poder y en base a su repetición se va creando la disposición del suceso
que se pide o se teme.
Los
pensamientos son el horno de lo que creemos, allí se cuece la fe, las
convicciones y hasta la masa con la que se crean las desgracias o la felicidad.
Es muy
fácil creernos lo que está tan sujeto en la mente. Llegamos a sentir que lo que
pensamos es lo real y tenemos razón. Tanto si creemos que una cosa pasará, como
si no, en ambos casos, repito, tenemos razón.
Creer es
crear. Comenzar por pensar es como si tuviésemos en nuestras manos una bola
informe de plastilina y la fuésemos dando forma con las aristas de nuestro
desasosiego o con la redondez de nuestra esperanza.
Hagamos
la prueba de comenzar a pensar en verde. El color de la esperanza lo invadirá
todo y daremos tinte a la suave forma que habremos comenzado a amasar en el
momento en que creamos que somos dignos de que lo bueno llegue a nosotros y de
que merecemos realmente que una corriente de personas y sucesos maravillosos
nos toquen con su mano estrellada.
¡!Pensemos,
creamos, creémoslo!! ¡!Y empecemos ya!
El secreto del alquimista, su sueño, de convertir metales burdos en oro brillante, radica en esa cualidad de la mente ( del alma? )cuando de un sueño refleja una realidad.
ResponderEliminarLas grandes realidades son reflejo de sueños que han tomado forma alimentadas en la fuerza del deséo y la convicción.
Dice el sabio anacoreta de la milenaria meseta irania :...el universo es una proyección de los sueños del Gran Hacedor.
Y nuestra "chispa" da forma a su vez a nuestros sueños..!
...!
(Tu conoces mis sueños mas caros..! )
Me ha encantado tu forma de CREER para CREAR...tus sueños...y mis sueños crearán lo que soñamos!!***
ResponderEliminarNo lo dudes..!
ResponderEliminar...!