Abriendo la puerta...

"Si no tenemos paz dentro de nosotros, de nada sirve buscarla fuera"

Francoise de la Rochefoucauld


jueves, 25 de octubre de 2012

ACEPTANDO OPORTUNIDADES


A veces, las oportunidades no llegan porque cerramos las puertas a la corriente de aire fresca que se acerca. Nos cuesta cambiar. Tememos lo nuevo, lo diferente. Estamos convencidos que al igual que “Cualquier tiempo pasado fue mejor” (y no siempre) o “Vale más lo malo conocido que lo bueno por conocer “ ( y tampoco tiene por qué).
Lo bueno puede estar por llegar. Puede que esté a la vuelta de la esquina o que se haga esperar, aún,  un poco más. No conocemos el plan que hemos diseñado antes de venir a vivir las experiencias que cumplimos con nuestra biografía. Y es mejor así. No recordar lo que nos une con el antes, ni con el después nos posiciona en la libertad de elegir caminos diferentes y en la posibilidad de actuar de acuerdo al estadio evolutivo que vayamos alcanzando.
Cuando nos demos cuenta que en realidad aquí hemos venido a aprender a través de la experiencia, entonces sabremos también que son las vivencias las protagonistas de nuestra vida y que cuántas más se tengan más podremos mejorarnos.
La experiencia siempre tiene un punto de ganancia, un máximo en  las cotas de lucro que viene  determinado por lo que de humano hay en ellas. Es la relación con otras personas lo que enriquece, aprendamos o empeoremos con su trato porque aun en el último caso, seremos capaces de reconocer no sólo lo no que queremos imitar, sino lo que nunca desearíamos repetir.
Dar nuevas oportunidades a la vida supone abrir ventanas, vaciar cajones y deslizar puertas. Renovar los contenidos que no hacen falta o retirar aquellos que nos dañan, es imprescindible para que las oportunidades nos busquen a nosotros. Porque siguiendo las frases populares podemos asegurar que “Cuando el alumno está preparado, el maestro aparece”. Que es lo mismo que decir, cuándo estamos abiertos a lo que está llegando, sucede.
Si a esto añadimos la intención de lograr lo que anhelamos desde el punto central de nuestro corazón, con la sinceridad clarividente de saber lo que realmente queremos, entonces habremos despejado la ecuación: vivir significa aprender de otros y enseñar al resto ineludiblemente. Esa es la gran oportunidad de cada día, siempre.

No hay comentarios:

Publicar un comentario