Abriendo la puerta...

"Si no tenemos paz dentro de nosotros, de nada sirve buscarla fuera"

Francoise de la Rochefoucauld


sábado, 21 de julio de 2012

SOMOS FRÁGILES

Dentro de la inmensa fortaleza de la que podemos gozar, somos frágiles. Nuestra fragilidad no procede de la fuerza y de su escasez, sino de las necesidades y su presencia.
Todos necesitamos algo. Todos sufrimos vacíos abismales por lo que no está en nosotros y ansiamos. Todos, aún pareciendo que tenemos más que suficiente carecemos de algo que es aún más importante.
Sin embargo, la sociedad, la educación y la cultura se empeñan en hablarnos de fortalezas y de exigirlas por encima de todo. Quién no es fuerte, lo dice o lo parece es un proscrito.
Pero frecuentemente, el agente externo que nos pide fuerzas se confunde en el lugar de situarlas. No está en la potencia de los brazos, ni en los músculos que elevan pesos, ni en la resistencia con la que soportamos cantidades. La verdadera fortaleza, nada tiene que ver con eso. Precisamente, la fuerza mayor está en reconocernos débiles. Es conocer nuestra fragilidad. En saber que más allá de la coraza del ego y su acero, está la ternura del corazón y su fuego lento calentando siempre la esperanza.
Cuando somos capaces de sentir la fortaleza del alma comenzamos a darnos cuenta de que el verdadero poder se encuentra en una mirada cómplice, en la sonrisa que nos regalan sin condiciones, en la necesidad del otro cuando nos busca, en una mano que aprieta la nuestra cuando lo necesitamos…y en tantas emociones sentidas y construidas al calor del amor que sobran el resto de las defensas.
Somos frágiles, sí. Pero en nuestra debilidad está precisamente la inmensidad de nuestra humanidad. Su callada e inmensa capacidad de ser más y mejor. De cambiar sin límites ni tiempo, de evolucionar siempre.
En nuestros quebrantos están las fortalezas. En la voluntad de seguir, en el empeño de cambiar, en la decisión de comenzar de nuevo a pesar de haber caído después de la batalla.
Esa fragilidad deliciosa es una de las condiciones más adorables del ser humano porque solo por ella y a través de ella, podemos  llegar ante la presencia de nuestra esencia divina.

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