Lo que vemos de los demás no es casi nada. La mayoría de lo que nos haría entender sus reacciones está oculto ante nuestros ojos.
Creemos saberlo todo. Somos curiosos y nos gusta hablar en nombre de los demás como si viviésemos su vida. Tanto es así que suponemos lo que piensan, lo que hacen cuando no los vemos e incluso lo que no hacen o dejan de hacer.
El fenómeno mediático de los reality televisivos centra su éxito en esta evidencia que cada vez toma una forma más monstruosa para desviar los dramas de cada uno.
A veces, comprobar que el resto no es tampoco feliz compensa nuestra sensación de fracasados perpetuos. Avanzamos sobre lo que vemos y presuponemos en los dramas de los otros aligerando nuestras propias cuitas al contrastarlas con ellos.
Lo invisible es justo lo que nos haría comprender que no todos ni siempre se es feliz. Que las necesidades son casi las mismas en todo el mundo y que las carencias hacen presencia en todos los lados.
Mirar lo que no se ve puede salvarnos de la tentación de ser envidiosos y del tremendo estímulo de cotillear la vida de los otros. En raras ocasiones, los demás lo tienen todo mientras nosotros penamos por lo que nos falta. En muy pocas circunstancias, el azar se fija solamente en algunos.
Lo invisible debe desvelársenos para llegar a entender que si estamos en el lugar que estamos es porque hemos sufrido ya lo que nos ha tocado, mucho o poco, en realidad el punto justo que nos pertenece. Que no es ni más ni menos que al de al lado.
Todos pasamos por todo. Tarde o temprano.
En esta vida o en otra…
Sí?, todos pasamos por todo?... ¿Quiere esto decir que la experiencia es una secuencia de acontecimientos que se repiten una y otra vez?...
ResponderEliminarA veces, estos pensamientos pueden conducirme a imaginar a Dios como un niño jugando solo. También me trae el recuerdo del "Principito" y su amiga solitaria la rosa. Un niño ante la inmensa responsabilidad de una rosa bella y delicada.
Comprender la belleza del mundo, el universo y la creación, esa es la única verdad posible, final y común a todos.
Felices sueños y muchos besos.
Xara la experiencia solo se repite si no aprendemos. Si logramos rescatar alguna evolución que engrandezca nuestra alma...entonces no es necesario que repitamos lo que duele ni lo que agrada!...pasa de largo ya para nosotros.
ResponderEliminarMuy bonito el recuerdo al Principito o a ese Dios solitario que juega a serlo.
!!Felices sueños y un beso enorme!!
Cada persona aprovecha lo que tiene. Cuando creemos que otros son más felices que nosotros, o han llegado a un punto de felicidad envidiada, quizás sea el momento de plantearse qué hacemos con nuestra vida.
ResponderEliminarY no está de mas comprobar que lo que envidiamos está a nuestro alcance, pero no sin esfuerzo. Quizás el mayor de los esfuerzos, salir de nuestra la "zona de comodidad."
Ayer me incié en la práctica del Yoga, y he comprobado que las percepciones varían, según vivamos el presente de un modo consciente o no. Nada es real, hasta que lo sentimos en todas las células de nuestro cuerpo..., una aproximación a la consciencia, eso es lo que nos salva.
Un abrazo
Me ha gustado mucho tu reflexión!!...vivir es una simbiosis entre el pálpito del corazón y la emergencia impetuosa de las células que nos constituyen!!...punto de divino equilibrio que sin duda converge en la consciencia!.
ResponderEliminar!!Enhorabuena por comenzar con el yoga!!
Felices sueños!!