Abriendo la puerta...

"Si no tenemos paz dentro de nosotros, de nada sirve buscarla fuera"

Francoise de la Rochefoucauld


sábado, 12 de mayo de 2012

ESTIMA PROPIA

En la base de todas frustraciones, adiciones, excesos, depresiones y sufrimientos está la falta de amor por uno mismo. A veces no queremos reconocerlo y nos empeñamos en asentir ante la pregunta de si realmente nos apreciamos.
 Ejercemos una especie de autoengaño que cubre con un denso velo nuestros verdaderos sentimientos hacia nosotros y enmascara y culpabiliza a otros de lo que nos sucede.
Tener éxito, haber logrado méritos académicos, ser atractivo, lograr una posición social acomodada…parece que implica ser felices y haber sabido manejar nuestra vida. Incluso nos sitúa, ante nosotros mismos, en una especie de pedestal desde el que no podemos vernos sino en altura y no en profundidad.
Si reconocemos tener adicciones, ser codependientes, temer la soledad, estar inseguros ante los cambios o ser reiterativos con pensamientos en los que no nos creemos merecedores de que el universo esté a nuestro favor…entonces la respuesta sobre la estima propia es indudablemente negativa.
Siempre esperamos que el amor, la esperanza o la felicidad sean estados que se crean con condiciones externas. Muy a menudo nos perdemos en querer a los otros de forma única, incondicional y autoexcluyente. Nos enseñaron que querernos a nosotros mismos es un acto egoísta que debíamos evitar. Incluso que reconocer nuestras virtudes era reprobable si procedía de nosotros. Sin embrago, nunca hubo trabas para lo contrario. Es más, detectar los errores, reconocer las culpas y explorar nuestras debilidades  nos honraba.
Aprendimos, paulatinamente, que los demás lo importaban todo y que nosotros debíamos quedar en un último plano en el cual algún día se nos reconocería, siempre desde fuera, la misión y la entrega para el resto.
Las reglas del juego estaban equivocadas. Tenemos que hacer balance entre lo que hacemos y lo que sentimos. Comprobar si el resultado final es acorde con lo que nos sucede y llegar a la conclusión de que debemos acercarnos, antes de nada, a nuestro centro interno para no mendigar cariño, ni doparnos con afectos robados  que nos ayuden a escaparnos de lo que verdaderamente sentimos.
Es tiempo de encontrar en amor en el interior para beber de la fuente eterna del puro sentimiento y poderlo vivir sin límites, más tarde, sin la necesidad de esperar recibir a cambio.
Estamos  a tiempo de desaprender la falta de autoestima y asumir nuestra identidad sumergiéndonos en el profundo, amplio y extenso corazón que nos protege.

4 comentarios:

  1. La "obra alquímica" no es otra cosa que tranformarnos a partir de nosotros mismos; en algun momento del camino sucedió la tragedia y perdimos el rumbo y quedamos ciegos a la luz y al amor que brilla en cada uno; el "arte" consiste en volver por nuestros pasos para reencontrarnos, para revaluarnos, para recuperar la inocencia y la felicidad perdida que siempre ha habitado dentro, nunca fuera.

    Podemos pasarnos la vida como ciegos, sin entender que la luz que ilumina nuestro camino no la da el mundo, ni sus vanidades, ni sus pompas, ni sus destellos de oropel, ésa luz siempre ha estado allí esperando la oportunidad para manifestarse, de iluminar nuestro camino, de apoyarnos para cumplir nuestro destino.

    Las drogas, el dinero, el poder, el licor, los placeres mundanos, en fin, las mil y una trampas de "maya" nos ciegan a la verdad, a la única que siempre ha sido y que como he dicho se nos ha extraviado, hemos perdido su rumbo, hemos cerrado su puerta y hemos quedado ciegos hacia adentro convencidos de que la luz viene de afuera.

    Los dogmas, las filosofías, los contratos mundanos no son otra cosa que espejismos con los cuales nos conformamos cada dia para aliviar de alguna manera la conciencia y darnos gotas de alivio a nuestra sed eterna.

    Cuando vamos a abrir los ojos?

    Debemos esperar la tragedia, la enfermedad, la muerte, las encrucijadas de la vida para reaccionar?

    Este es el momento.

    Saludos.

    ...!

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  2. Concocemos la teoría.
    Amar, es amarse. Cuando salgo a la calle, o en mi propia casa, busco incansable ese Amor en el exterior. Sin embargo he aprendido, de un "maestro Clawn" , que cientos de personas me han estado dando Amor desde siempre. En mi ámbito cercano, en mi trabajo. Cuando no viene, es tal mi necesidad que me la quedo y no va de vuelta. Entender que dar es el principio de recibir, facilita la recepción amorosa y confluyente...

    Abrazos

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  3. Sí, mi querido anónimo!!!!...vivimospor y para el exterior preguntándonos, sin embargo siempre qué es lo que nos falta para sentir la plenitud que no tenemos. Nos hemos olvidado de nosotros y del lugar donde moran las respuestas, la felicidad y el verdadero amor. Nos hemos olvidado del corazón, de sentir sus latidos y de escuchar sus mensajes!
    Ojalá podamos recuperar el sentido de lo íntimo y esa capacidad sutil de creer en uno mismo y en lo que intuye.
    Abrazos sentidos !!

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  4. Xara!! que cierto es lo que dices...a veces la necesidad de ser querida, el ansia de beberte el amor de un solo trago...nos deja incapaces de sentir otro sentimiento que no sea el de seguir necesitando. Es como si no se saciase nunca la sed.
    Posiblemente no hay que esperar a que llegue a llamar a nuestro corazón; podemos empezar por dar, dar y dar...estoy segura que es un boomerang...regresará a nosotros!!!
    Besos de buenos días!

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