Abriendo la puerta...

"Si no tenemos paz dentro de nosotros, de nada sirve buscarla fuera"

Francoise de la Rochefoucauld


sábado, 5 de noviembre de 2011

SECRETO DE BELLEZA

La sociedad de hoy rinde culto a la belleza. A unos cánones impuestos desde el mundo de la moda y el glamour que parecen invadirlo todo. Se detallan las medidas, el tono de la piel, el corte del cabello, el grosor de los labios y hasta la forma de andar y dejar rastro. Todos queremos participar de ella. Y es algo que tiene su sentido si consideramos que la pleitesía a lo estético marca la aceptación y hasta la exaltación en los grupos sociales donde nos movamos. Los hombres han comenzado a subirse igualmente en este carro y no son ajenos  a cremas que dejan su piel suave y tersa al mismo tiempo, a cejas modeladas o a esa falta de vello que les asemeja a tiernos bebés en espera de una mujer amorosa que ciña sus caricias sobre su delicada piel. Nada de malo hay en todo esto, salvo los equivocados métodos de conseguir una belleza de verdadero calado.
La industria cosmética perdería sus excelsas ganancias, o las reduciría al mínimo, si comenzásemos a poner en marcha el secreto de belleza más simple de todos y más universal. No hace falta brillo de labios si enmarcamos nuestros dientes en la más sincera, abierta y delicada sonrisa. El maquillaje estará de más si nuestra piel siente los beneficios de la serenidad interior y la energía vital proyectada desde dentro. El rímel que alarga pestañas sobrará para dar expresión luminosa a los ojos si éstos están iluminados con la esperanza, la ilusión y la admiración por lo que llega a nuestra vida. Cada rasgo de nuestra fisonomía agradecerá hasta el infinito, la entrega de nuestra alma al goce de vivir. Porque cuando uno se encuentra bien, cuando la energía vital que nos anima es poderosa y confía en sí misma, se convierte en el mejor regenerador celular antioxidante. Podemos poner freno a las cremas y sustituirlas cada noche y cada mañana por una dosis de emoción a la espera de lo que está por llegar. Dar la bienvenida a lo nuevo, a lo diferente, a aquello que nos ha de venir aún sin buscarlo. Ser capaces de levantarnos con una amplia sonrisa que ilumine nuestro rostro frente al espejo de cada mañana y a la vez saludarnos amablemente para iniciar el día con la seguridad de estar vestidos con la mejor belleza.
Si queremos, más tarde, emplear los colores de la cosmética nos daremos cuenta que con ellos o sin ellos somos bellísimos de igual forma; eso sí, cuidado de no ensombrecer el brillo del alma cuando asoma por las pupilas por un exceso de pintura.
No hay mejor secreto de belleza que el de ponernos la ilusión como capa nada más abrir los ojos al despertar. Probemos a sentirnos bien y comprobemos los efectos transformadores de ser felices.

2 comentarios:

  1. y no será, que has estado mirando lo que no se ve?...,
    La verdad es que la gente guapa lo es con y sin pintura. Se siente en su caminar, en la cadencia de sus palabras, en el roce de su voz en nustro tímpano, suave, amable, amoroso. La gente guapa camina consciente de sus pasos, y disfruta de su entorno. Y aunque todo a su alrededor sea nefasto, la gente guapa recurre a su imaginación y embellece con su sonrisa el color gris de los días. La gente guapa tiene Belleza Natural, porque se acerca a Ella.
    Muchas gracias por el artículo, es muy estimulante.

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  2. Efectivamente, es cierto. La gente guapa lo es por sí y en sí sin más. Estoy de acuerdo en tu bello comentario. No hace falta nada para serlo y por otra parte...todo el mundo lo es...lo peor es que no se lo cree sin recurrir a pinceladas externas.
    Un besito

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