Abriendo la puerta...

"Si no tenemos paz dentro de nosotros, de nada sirve buscarla fuera"

Francoise de la Rochefoucauld


jueves, 3 de noviembre de 2011

FELICIDAD A LA CARTA

“Estamos aquí para ser felices”. Esta es una afirmación que cuando menos sorprende porque para nada sería el comentario de cualquiera de nosotros si nos preguntase por la felicidad un ser de otro planeta. Repasaríamos los sinsabores, las angustias, las desgracias, las iras, la agresividad y la intolerancia que nos rodea y no podríamos pronunciarla sin tener el sentimiento de que no es la verdad que vivimos en nuestro día a día. Pero lo cierto es que nacemos felices; lo somos a nuestra llegada e incluso por un tiempo divino de infancia que la sociedad se empeña en transformar muy pronto. Aprendemos a no serlo. Practicamos, una y otra vez, la manera de alejarnos de la risa, la despreocupación, el asombro, la inocencia y el entusiasmo. Ejercitamos repetidamente las más sofisticadas técnicas de la discusión, en la que nos terminamos por hacer expertos de altura. Dejamos los juegos donde todos caben y con los que todos nos divertíamos por los grandes proyectos que siempre excluyen, limitan, seccionan y empoderan a unos pocos. Olvidamos cómo se ama incondicionalmente para revestir el sentimiento de prejuicios estúpidos que lo desfiguran. Olvidamos también reír de todo y por todo, saltar, gozar con la simple idea de convertir la vida en una gran diversión.
La nueva psicología nos habla de los “anclajes” para conseguir, dentro de este caos, una felicidad a la carta. Cuando quieras y donde quieras. Solamente debemos repetir un esquema semejante al del reflejo condicionado de Pavlov.  Ante el sonido de la campana, el perro asocia la llegada de la comida y comienza su salivación.  Paralelamente, se pretende que ante un estímulo que nosotros mismos determinemos, sintamos un estado de bienestar asociado a ese sabor, olor, caricia etc…y seamos capaces de ligarlo con hechos agradables que nos recuerden sensaciones de goce y disfrute. No está mal como muleta exterior. Puede ser un apoyo válido cuando uno no ha hecho bien los deberes consigo mismo. Pero si queremos sentir felicidad en cualquier momento y situación, no tenemos más remedio que acudir a la puerta de nuestro templo interior y pedir paso. Porque es allí, dónde se amasan las voluntades, dónde nacen las actitudes, dónde se procesa la serenidad…allí mismo, se encuentra el lugar que nos está esperando para darnos la dosis diaria de bienestar; esa píldora que buscamos en un bote clínico y que solamente se encuentra en el centro de nuestro corazón. Un viaje apasionante que podemos comenzar desde este momento.

2 comentarios:

  1. Empiezo, desde tu lectura, a entender (aunque pueda dar la impresión de no estar relacionado) que el centro es un lugar de equilibrio, independientemente de la posición espacialy temporal a la que nos sometemos, izquierda derecha, pasado, futuro. Y me sugiere que la palabra ACEPTACIÓN es la responsable de ese equilibrio.Los anclajes para mi tienen más que ver con esto, que con el condicionamiento.Aunque reconozco que lo que "vendemos" y "compramos" son condicionamientos. Un abrazo desde lo más cercano ahora, a mi centro.

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  2. Sí efectivamente, la ACEPTACIÓN nos instala en el equilibrio pero no hemos de confundirla con resignación. Hablaremos de ello proximanente. Muy interesante tu comentario!. Coincido contigo en ese CENTRO del coraón dónde reside la energía vital amorosa que todo lo puede. Cuidemos la llamita que hay en él.
    Besos y gracias por leerme.

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