La vida se compone de relaciones y afectos, de pequeños vínculos o de grandes rechazos. De amor y desamor. De entrar y salir. De volver y retomar. De negociar y avanzar. De alejarse y ganar.
A veces, no entendemos las sinrazones de quien lleva el poder en las venas y lo toma en su peor faceta. Siempre se ha dicho que un listo malo puede ser devastador. Pero yo mantengo que un malo tonto puede ser aniquilador.
Estamos en un mal momento. No encontramos razones a lo insoportable del dolor gratuito. Nos negamos a cerrar los ojos ante la barbarie y, desgraciadamente, nos damos cuenta muy pronto de que la humanidad ha avanzado muy poco.
Que la historia se repite, que los ciclos cumplen su recorrido y se cierran, que los genocidios vuelven a ocurrir de manos de personas frías, sin alma, capaces de jugar con las vidas como con muñecos de plomo en una maqueta. Que el horror se siembra muy deprisa y sus consecuencias duran vidas.
Ahora lo vemos de lejos. Pronto puede estar cerca, incluso aquí. No hay nada, ni un solo dolor ajeno que suceda que no deba importarnos. Todos formamos parte de todo.
No lo olvidemos nunca.
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