Abriendo la puerta...

"Si no tenemos paz dentro de nosotros, de nada sirve buscarla fuera"

Francoise de la Rochefoucauld


domingo, 20 de mayo de 2018

CUANDO EL SILENCIO HABLA...



Hay momentos en los que el silencio expresa más que las palabras.  

Cuando la intensidad de una situación es extrema, callamos. Cuando lo peor ha sucedido, callamos. Cuando lo mejor está sucediendo, callamos. 

Cuando la vida se va nos somete al silencio más inmenso. No hay palabras para describir el olor del silencio, su textura y su presencia.




En el silencio se comprende todo. Nos podemos escuchar a nosotros mismos, podemos oír lo que no se ha dicho pero ha estado implícito, podemos sentir lo que nos roza y no podemos tocar, lo que nos persigue y de lo que no podemos huir.

En el silencio brotan las lágrimas de forma lenta y pesarosa. Se mezclan los recuerdos, se reviven las vivencias. Se esclarecen las secuencias de aquello que no entendimos en su día y sobre todo, se comprende y se perdona. A otros o a uno mismo.

Vivimos inmersos en la prisa, en la falta de tiempo y en la demasía de las palabras. Vivimos de espaldas al silencio porque si le permitimos entrar en nuestra vida nos dejará a solas con nosotros mismos y tememos que no nos guste lo que vemos cuando nos encontremos con nuestro yo.

El silencio es superlativo. Todo se magnifica cuando no hay palabras; se descubren matices, se echa de menos, se desea, se planifica, se invoca, se renuncia o se decide la batalla. En el silencio nos resignamos o podemos inmolarnos en lo más intenso del sentimiento.

Necesitamos más silencios y menos notas en nuestra partitura de la vida. Para ser más comprensivos; para ser más compasivos.
Silencio para comenzar a escucharnos; lo que el cuerpo tiene que decirnos o lo que la mente debe de callar.

Es difícil encontrar tiempo para el silencio en una vida que lo evita. Por eso debemos comenzar por introducir en la nuestra, pautas de silencio que vayan aumentando paulatinamente.

Empecemos por un minuto de silencio; ese tan importante y simbólico que se ha hecho historia después de una despedida; vayamos añadiendo día a día, un minuto. 

A ver qué pasa.


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