Estamos en un momento difícil. Tenemos muchos ejemplos para criticar. Unos roban, otros estafan, los de
cerca te timan, los de lejos malversan… un sinfín de despropósitos que estamos
listos a condenan.
Hay quien dice que lo criticamos por envidia; que realmente si
estuviésemos en su lugar haríamos lo mismo o incluso peor. Nos negamos a
creerlo. ¿Nosotros?, no, no. Nosotros, no. Pero realmente detrás de estas
palabras queda la duda. ¿Venderíamos nuestra honradez más rápido de lo que
creemos? ¿Y si al aprovecharte de algo nadie te ve y no se va a notar?.
Hay que pasar por ello para medirnos a nosotros mismos.
Lo que es seguro que actuar bien, sin que nadie nos mire, es la
única garantía de que ese comportamiento correcto está en ti.
Y recordemos, nunca sabemos qué consecuencias tendrá el robo de una
simple manzana. Para otros o para ti mismo.
Veamos este breve texto.
__________________________________________________________________
Hace años un predicador
se mudó de residencia. Poco después, se subió en un autobús para ir al
centro de la ciudad. Al sentarse, descubrió que el chofer le había dado
una moneda de más en el cambio.
Mientras consideraba
que hacer, pensó para sí mismo, "Ah, olvídalo, es solo una pequeña moneda.
¿Quién se va a preocupar por tan poca cantidad? De todas formas la compañía de
transportes recibe mucho de las tarifas y no la echarán de menos.
Acéptalo como un regalo de Dios." Pero cuando llegó a su parada, se
detuvo y, pensando de nuevo, decidió darle la moneda al conductor diciéndole,
"Tome, usted me dio esta moneda de más."
El conductor, con
una sonrisa le respondió, "Sé que es usted el nuevo predicador del pueblo.
He pensando regresar a la iglesia y quería ver que haría si yo le daba demasiado cambio”
Se bajó el
predicador sacudido por dentro y dijo: "Oh Dios, por poco vendo a Tu Hijo
por una moneda."
Nuestras vidas serán
la única Biblia que algunos leerán.
No hay comentarios:
Publicar un comentario