Abriendo la puerta...

"Si no tenemos paz dentro de nosotros, de nada sirve buscarla fuera"

Francoise de la Rochefoucauld


viernes, 17 de julio de 2015

AMAR ES MÁS DE UNO MISMO




¿Es difícil amar siempre?. 

¿Difícil?…, no es fácil, pero sí posible. 

Hemos creído que enamorarse es amar a otro, pero no es eso o al menos no comienza así. 

Enamorarse significa comenzar a querernos a nosotros mismos en compañía; empezar a gustarnos cuando estamos con otro. Mirarnos en su espejo y deleitarnos con nuestra imagen.

Enamorarse va de empezar a creer que todo es posible. Lo que antes dudabas, lo que nunca pensaste, lo que ni creíste y aquello en lo que ni siquiera te atreviste a soñar.

Enamorarse termina por donde empieza la merma del orgullo, la sobra de la soberbia y la expulsión del egoísmo.
Enamorarse camina por los senderos del “me gusto cuando estoy contigo”, me siento bien, me veo diferente, me encuentro fuerte, me ilusiona la vida contigo, me apasiona tenerte cerca o me vuelve loca tu recuerdo.

Enamorarse va también de días grises y decepciones. Otra vez se trata de nosotros mismos. De tener nubes en nuestro horizonte, porque somos quienes hacemos salir el sol o lo tapamos con chubascos. Porque decepcionarse no es nada más que haber pensado por nuestra cuenta, sin permiso del otro, como es él. 

Demasiadas expectativas sin fundamento. Demasiadas ideas irreales que queremos acomodar al sujeto de nuestro amor. 

Demasiada pasión puesta en lo que nos “gustaría” en vez de en lo que tenemos. Demasiados futuribles en vez de presentes continuos. Demasiadas palabras grandes y sentimientos delgados. Demasiados mañanas y pocos hoy. 

Por eso, porque enamorarse nos implica tanto es por lo que al igual que cuidamos con mimo nuestro pelo, nuestro cuerpo, nuestra casa, nuestro coche…deberíamos extremar el cuidado del amor. 

Un amor que empieza y revierte en nosotros mismos. Un amor que se alimenta de nuestra propia ilusión por lo que somos y sentimos cuando estamos con el otro o pensamos en él.

En definitiva, adentrarte en el amor es lo más parecido a emborracharse de uno mismo. Embriagarse del aroma de nuestro cuerpo en la piel del otro y saber que cuanto más nos guste el de al lado más nos gustaremos nosotros porque amamos lo que de él tenemos y a lo que en él aspiramos.

El amor no es más que más de uno mismo.



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