Abriendo la puerta...

"Si no tenemos paz dentro de nosotros, de nada sirve buscarla fuera"

Francoise de la Rochefoucauld


miércoles, 20 de marzo de 2013

EL CALENDARIO DE CADA UNO



         Los números y las fechas tienen mucho que decir en la vida de cada uno. No hay tantos tiempos especiales en la vida como para no recordar los que verdaderamente nos marcan, sobre todo si esos momentos tienen que ver con el nacimiento o la despedida.
         Nuestra historia es una sucesión de tiempos sostenidos con  dígitos que marcan hitos. Son números especiales para cada cual en los que a veces se ven implicadas otras personas y otras, es uno mismo el protagonista de ellos.
         En mi calendario hay una fecha tan especial como importante porque marca un antes y un después en mi vida.
Uno se da cuenta de que está solo cuando ella no está a tu lado más. Y comenzamos a vivir una vida diferente, un tiempo en el que desaparece el apoyo y la comprensión incondicional y donde comienza la verdadera batalla por la necesidad de llevarla pegada, siempre, al corazón.
         No soy partidaria de los aniversarios como tal, sobre todo porque me parece que quieren poner de manifiesto el valor de un momento que por quedarse de alguna manera, olvidado, el resto del tiempo, hay que destacarlo. Para mi todos los días son iguales con respecto  a su recuerdo; todos, doy gracias porque haber podido formar parte de su vida y, a veces, ser su vida misma.
         Posiblemente, no necesite una fecha en el calendario para rendirle mayor culto a su memoria.  Tal vez, la fortaleza de éste, en mí, es lo que sostiene mi día a día y el que logra aflorar siempre lo mejor de su pedagogía.
         Posiblemente, una persona sea amor para muchas. Pero estoy segura de que cada una la sentimos de forma distinta.
 No todos los hijos aman igual, ni a todos se les quiere lo mismo, por mucho que pretendamos igual el rasero del afecto. Hay afinidades sutiles, identificaciones profundas que acercan tanto que uno parece fundirse con aquello de quién procede. A veces, sucede lo contrario. Por mucho que amemos no vemos más que diferencias insalvables.
         Al fin, lo único que sé, es a todos nos sucede lo mismo. Es el nombre que pronunciamos en primer lugar y el último que se nos olvida, aún con Alzehimer.
         Hoy no quiero recordarte, mamá, de forma especialmente amarga. Quiero convertir esta fecha en uno de los pilares trascendentales de todo el calendario de mi vida.
Por lo que significó tu paciencia, tu amor y tu dedicación a mí, no hay fecha diferente. En todo momento te quiero y te venero de la misma forma. Hoy…, ¡cómo no!, también.

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