Había
una vez dos monjes que paseaban por el jardín de un monasterio taoísta. De
pronto uno de los dos vio en el suelo un caracol que se cruzaba en su camino.
Su compañero estaba a punto de aplastarlo sin darse cuenta cuando le contuvo a
tiempo. Agachándose, recogió al animal. "Mira, hemos estado a punto de
matar este caracol, y este animal representa una vida y, a través de ella, un
destino que debe proseguir. Este caracol debe sobrevivir y continuar sus ciclos
de reencarnación."
Y
delicadamente volvió a dejar el caracol entre la hierba.
"¡Inconsciente!", exclamó furioso el otro monje. Salvando a este
estúpido caracol pones en peligro todas las lechugas que nuestro jardinero
cultiva con tanto cuidado.
Por salvar no sé qué vida destruyes el trabajo de uno de nuestros hermanos.
Los dos discutieron entonces bajo la mirada
curiosa de otro monje que por allí pasaba. Como no llegaban a ponerse de
acuerdo, el primer monje propuso: "Vamos a contarle este caso al gran
sacerdote, él será lo bastante sabio para decidir quién de nosotros dos tiene
la razón."
Se dirigieron entonces al gran sacerdote, seguidos siempre por el tercer
monje, a quien había intrigado el caso. El primer monje contó que había salvado
un caracol y por tanto había preservado una vida sagrada, que contenía miles de
otras existencias futuras o pasadas. El gran sacerdote lo escuchó, movió la
cabeza, y luego dijo: "Has hecho lo que convenía hacer. Has hecho
bien". El segundo monje dio un brinco. "¿Cómo? ¿Salvar a un caracol
devorador de ensaladas y devastador de verduras es bueno? Al contrario, había
que aplastar al caracol y proteger así ese huerto gracias al cual tenemos todos
los días buenas cosas para comer. El gran sacerdote escuchó, movió la cabeza y
dijo "Es verdad. Es lo que convendría haber hecho. Tienes razón."
El tercer monje, que había permanecido en silencio hasta entonces, se
adelantó. "¡Pero si sus puntos de vista son diametralmente opuestos! ¿Cómo
pueden tener razón los dos?"
El
gran sacerdote miró largamente al tercer interlocutor. Reflexionó, movió la
cabeza y dijo: "Es verdad. También tú tienes razón.
¿Será que hay tantas razones como seres somos?¿Tal vez la verdad única no exista?¿Posiblemente cada problema tenga tantas soluciones como perfiles hay desde donde poder mirarlos?...
¿Será que hay tantas razones como seres somos?¿Tal vez la verdad única no exista?¿Posiblemente cada problema tenga tantas soluciones como perfiles hay desde donde poder mirarlos?...
Me gusta tanto esta idea!
ResponderEliminarLa humildad nace de ella, estoy segura.
Un beso muy grande.
Gracias Xara del alma!...grandiosa idea!!! Besos en sutnami***
ResponderEliminar