Abriendo la puerta...

"Si no tenemos paz dentro de nosotros, de nada sirve buscarla fuera"

Francoise de la Rochefoucauld


sábado, 10 de noviembre de 2012

LO QUE MUEVE LA ESPERANZA

La esperanza mueve la vida. Sin ella, no somos nada ni nada es posible porque aunque lo fuese estaría desprovisto de la más básica necesidad para crear: la ilusión.
La esperanza mueve tanto como la necesidad. Nos urge a conseguir aquello que ansiamos porque lo creemos posible y porque de alguna forma nos vemos merecedores protagonistas de ello. Cuando es así, cuando uno cree, entonces sucede y todo discurre como el proyecto que anuda cada pedazo de expectativa puesta en el empeño que nos ocupe.
No puedo imaginar el día a día sin esperanza porque eso significaría estar hundidos en lo más profundo de la peor cárcel: nosotros mismos y las barreras que nos separan de lo que ansiamos.
Cuando uno espera algo, aunque nada esté a favor de que suceda, prepara el camino para que aquello que nos deba ayudar colabore en que así sea.
Hay que ser confidentes y saber compartir con los guías que nos acompañan, los ángeles que nos guardan o los seres que ya no están presentes pero que nos siguen de cerca, las inquietudes que nos gustaría transformar en posibilidades cercanas. Pedir abiertamente, desde el centro de nuestro corazón, que vayan preparando la senda para abrazar el suceso.
La inteligencia nos ayuda a resolver problemas con la ayuda del conocimiento y el aprendizaje de la experiencia pero como las palabras de B. Gracian dicen:  …”de nada vale que el entendimiento se adelante, si el corazón se queda”.
No es la inteligencia la que espera; ella solo razona y se enreda en la absurda lógica incapaz de seguir el pálpito del corazón. Es la intuición la que se adelanta y es ella también la que nos hace sentir que lo que tanto ansiamos ha de llegar y lo hará en la mejor forma que deba para encajar justamente en el centro de nuestros deseos.
Así comienzo cada día. Así quiero seguir.

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