Abriendo la puerta...

"Si no tenemos paz dentro de nosotros, de nada sirve buscarla fuera"

Francoise de la Rochefoucauld


jueves, 15 de noviembre de 2012

LO QUE LLEVARÍAS CONTIGO

Este domingo pasado tuve la oportunidad de pensar las pocas cosas  que de verdad importan en la vida y las otras muchas, accesorias, a las que damos un lugar que no les corresponde.
Cuando las circunstancias te sitúan en un punto límite, nos vemos obligados a reaccionar sin pensar. En ese momento, nuestro instinto de supervivencia impera y la conducta se torna emocionalmente visceral. Entonces, todo deja de ocupar el lugar que le venimos concediendo y nos damos cuenta de los excesos que cometemos cuando colocamos en los primeros lugares de nuestra valoración, personas y objetos que de tener que decidir con urgencia no estarían nunca a nuestro lado de forma inmediata.
El pasado fin de semana, debido a un accidente casero, pudo producirse un fuego devastador en mi casa. Cuando el humo era más denso y las llamas comenzaban a alcanzar cierta altura, en ese momento exacto, un relámpago se cruzó en mi cabeza para decidir, si todo iba a peor, qué  llevaría conmigo en la huída. De repente y ante mi sorpresa, me di cuenta que solamente cogería de la mano a mis hijos, a la gata y una foto de mi madre. El resto no era importante para mí.
Pasado el susto, pude reflexionar sobre la gran cantidad de cosas a las que estamos absurdamente aferrados y por las que incluso, en muchas ocasiones, estamos dispuestos a graves enfrentamientos o incluso a la muerte. Sin embargo, lo verdaderamente importante se pone de manifiesto en el límite del suceso y entonces la elección es muy breve y muy concreta.
Sería estupendo que pudiésemos darnos cuenta de esto sin que la vida nos llevase al borde del abismo porque entonces uno podría evitarse los malos ratos, las peleas, los sinsabores y un sinfín de malestares ligados al absurdo apego de las cosas.
La gran maestra, al final, es la muerte porque ella nos demuestra que no podemos llevarnos nada y que aquí solamente hemos venido a disfrutar de todo lo que nos rodea y creemos que poseemos.
Nada es nuestro en realidad salvo los sentimientos y las emociones. El resto, puede siempre esperarnos e incluso prescindir de nosotros porque nosotros ya lo somos todo sin ello.

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