A veces el corazón no funciona al unísono. Con el tiempo aprendemos a tener compartimentos en él. Espacios sin límite preciso en el que poder guardar las riquezas y las miserias que las vivencias nos vamos dejando de nosotros mismos. Porque lo que encerramos en este cofre sagrado no es más que estelas de emociones capturadas en el vuelo del alma a golpe de risas y lágrimas.
Lo que queda ahí es lo que somos y lo que somos no es otra cosa que el resultado del dolor y del gozo que hemos experimentado; el brillo que haya quedado después de las luces y las sombras escritas en el libro de nuestra historia.
Con el tiempo entendemos que es bueno que así sea porque los amores que pueblan el desolado campo de batalla que queda tras las contiendas tienen entidad propia.
Si logramos diferenciar los rasgos específicos de cada sentimiento nunca se mezclarán y por lo tanto no habrá que temer a los celos porque nadie quita amor a nadie. El amor siendo el mismo en su naturaleza, no lo es cuando se derrama sobre personas diferentes porque cada una hace del amor una estrella distinta que alumbra de forma única.
El amor nunca se recorta, nunca por repartirlo disminuye, nunca por ampliarlo se pierden las fuerzas en la entrega. Cuanto más se ama, mayor es la capacidad de hacerlo. Cuánto más se transmite, mayores regalos obtenemos de vuelta, cuánto más se prodiga mejores resultados obtenemos como recompensa, porque el amor es el estado natural en el que la felicidad fluye.
Posiblemente el desamor tenga también su espacio en nuestro templo particular. No podremos evitar mirar con tristeza y melancolía aquel fulgor que resplandecía en nuestras pupilas cuando estuvimos enamorados, sin embargo siempre es mejor haberlo estado que haber esperado en la orilla para verlo pasar delante sin que nos tomase de la mano. Porque después, al final, también tiene su lugar en nuestro balance afectivo.
Las cuentas deben cuadrar y el saldo total ha de sumar amor por todos los lados, de lo contrario creo que la vida habrá sido perdida.
El amor es un extrañó sentimiento, convive con nosotros y está allí como una fuente al alcance de la mano y sin embargo miramos a lo lejos para buscarlo y nos conformamos con verlo a lo lejos.
ResponderEliminarQuien es tocado por el fulgor de un amanecer o por el brillo de la flor en el jardín casero, ese sabe aprovechar la fuente y bebe en ella...sacia su sed de amor.
Pero cuantos hay que se conforman con suspirar anhelando encontrar lo que ya tienen y no aprecian el valor inmenso e inestimable de esa llama que alumbra el corazón de los humanos.
Sobre el amor se han escrito toneladas de versos y de ensayos y es tan simple de apreciarlo como el tomar el aire y llenar los pulmones del vital elemento.
Mi querida hada...percibo un dejo de nostalgia en tus palabras: ha sido esquivo para ti el amor, acaso?
Un abrazo tibio desde el otro lado del azul mar que nos separa.
...!
Mi queridísimo amigo del otro lado del mar...me han amado mucho...más no me han amado con el amor que yo necesitaba...
ResponderEliminarBesos capaces de acercar estas tierras que nos separan.
Dime...cuantas clases de amor conoces?
ResponderEliminarAcaso mi amor por tí es de una clase desconocida y no deseada?
Acaso mis suspiros no te conmueven el alma?
Acaso vago sin sentido en pos de tí?
Acaso ciego soy y no lo sé?
Acaso no existes y orate te busco?
...?
Mi fiel amado del otro lado del mar!!...me siento tu DULCINEA y ese estado es el más puro que puede sentirse hablando de amor...!..existo en la realidad más fantástica que nadie pueda soñar...dentro de tu sueño vivo...y en él me regocijo con tu sentir!***
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