Abriendo la puerta...

"Si no tenemos paz dentro de nosotros, de nada sirve buscarla fuera"

Francoise de la Rochefoucauld


viernes, 7 de septiembre de 2012

NO SOY PERFECTA

Hay momentos, períodos, etapas en las que parece no suceder nada importante. La vida sigue rodando sobre sí misma y nos enreda en la velocidad que alcanza a pesar de nosotros mismos. Pero en otros ciclos nada queda quieto, nada discurre igual, todo son cambios y sobresaltos.  Y mientras en los instantes tranquilos no logramos avanzar, en aquellos que revolotean juguetones e inquietos sobre nuestra conciencia superamos con creces lo que hasta entonces conocemos de nosotros mismos.
Yo estoy en un momento de esos que te sacuden aunque no quieras; que te sacan de la tranquilidad de tu comodidad y te revuelcan por el suelo, de los que voltean tu seguridad y te devuelven otra imagen al mirarte al espejo.
Me han educado para luchar por la perfección, por alcanzar lo mejor de uno mismo en el mejor ambiente que se pueda conseguir, para discurrir por el camino recto y apretar el tubo de pasta de dientes siempre por el final. Me han enseñando que lo mejor es lo correcto y que el respeto a la norma tiene el poder de hacerte sentir bien. Sin embargo hoy me he dado cuenta de que por mucho que lo intente no soy perfecta y me alegro de ello.
 Me ha costado mucho intentar ser siempre mejor que el primero y hoy…quiero estar entre el montón, mezclarme con la simplicidad y bucear en los fondos de lo incorrecto.
Ser perfecto aísla siempre porque no nos permite comprender las caídas de los demás. Nos convierte en jueces muy duros con los errores de otros porque nos creemos incapaces de caer en ellos.
Hoy he entendido el dolor que una persona me manifestó cuando no fueron capaces de perdonarlo por una vida de errores acumulados. Hoy es esa persona la que no es capaz, sin embargo, de perdonar uno sólo. Me doy cuenta de que se equivoca de nuevo. Creía que había aprendido algo y no fue así. Porque las lecciones no se aprenden cuando sufrimos lo que otros nos hacen, sino cuando tenemos la generosidad de no hacer lo que nos hicieron por haber entendido que la Ley del Talión nunca ha resuelto nada.
No sé por qué he llegado a este punto pero me ha gustado darme cuenta de que yo, que me creía incapaz, puedo caer y que el otro que se sentía tan magnánimo, no es capaz de llevar a cabo su aprendizaje.
En cualquier modo, seguro que todos terminamos siendo distintos y bendiciendo la imperfección como puerta a la sabiduría.

2 comentarios:

  1. Es cierto, el perdón viene primero de saber ponenos en el lugar del otro, después en entender que sin perdón no hay salida posible.
    A veces hay personas que en nombre de la imperfección lo justifican todo. En mi vida es una frase recurrente "nadie es perfecto", que muhcas veces sirve para justificar actitudes que se pueden corregir. Nadie es perfecto, pero es cierto que buscamos la perfección y no hay nada de malo en ello, siempre y cuando el sentido sea la búsqueda en sí misma, y la intención sea la de mejorar nuestras vidas.
    Un beso

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  2. Gracias Xara, efectivamente no hay nada de malo en buscar la perfección pero sí en creernos perfectos. A mi, las circunstancias, últimamente, me demuestran que me conozco menos de lo que creo y que tengo que sdeguir profundizándome.
    Besos de buenas noches!!**

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