Abriendo la puerta...

"Si no tenemos paz dentro de nosotros, de nada sirve buscarla fuera"

Francoise de la Rochefoucauld


jueves, 12 de julio de 2012

MANTENER LOS VÍNCULOS

Lo más difícil, en las relaciones en las que interviene el afecto, no es llegar a conseguirlas, sino qué duda cabe, mantenerlas.
Podríamos revisar incluso aquellas que parecen pertenecernos de forma natural, arropadas por lazos familiares, y precisan continuamente del alimento suficiente para asegurar su supervivencia.
Sin oxígeno la vida no puede continuar. Sin amor, tampoco. Por eso, es urgente que aprendamos a conservar el cariño, la ternura, la frescura de los besos y el cálido abrigo de los abrazos. Esto es lo único que nos puede garantizar la continuidad de ese estado de felicidad profundo y duradero que se instala en el alma cuando te sientes querido, protegido y estimado.
Nada puede dejarse sobreentendido. Los silencios, que reflejan vacíos y apuntan tristezas, cuando se trata de palpar el amor, no sirven. Hay que expresar, mirar, sonreír, estrechar, besar, abrazar, acariciar…y durante este festival de emociones, poder conectar con lo que no queremos perder.
Nada se mantiene sin recibir el agua sanadora capaz de regenerar las células madre del amor. Polvo de estrellas concentrado en nuestras manos, nuestros labios, nuestros brazos y en todo lo que podamos dar de nuestro ser.
Hay que mantener los vínculos de aquellos sentimientos que verdaderamente nos ayudan a vivir y apuntalan la ilusión por ello. Aquellos que nos mantienen alerta con nosotros mismos, los que nos renuevan por dentro, los que hacen posible la magia de ser estrenados como nuevos sin serlo.
Sin cuidados, nada permanece. No lo olvidemos.

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