Abriendo la puerta...

"Si no tenemos paz dentro de nosotros, de nada sirve buscarla fuera"

Francoise de la Rochefoucauld


viernes, 29 de junio de 2012

TU MEJOR YO

Debemos aprender a rescatar de nuestro interior el mejor yo que tengamos disponible en cada instante.
Somos una multiplicidad de diferentes “yo” que se manifiestan alternativos según las circunstancias por las que atravesemos. Nos hemos acostumbrado a poner muchas caras distintas que adecuamos al fracaso, a la impotencia, a la desesperación o al desconcierto y olvidamos que hay otras que se corresponden con la alegría y la esperanza.
Integrar los diferentes egos supone una tarea complicada por cuanto que esto requiere, en primer lugar, que reconozcamos su existencia en las plantas subterráneas de nuestra personalidad.
Todos somos muchos. Hay que saber si tantas gentes pueden organizarse en un solo corazón y si el resultado de darles cobijo a todas nos pasará factura tarde o temprano.
Posiblemente creamos que esto sucede a otros  y nos percibamos como un solo ser capaz de reaccionar al unísono de nuestros sentimientos, pero comenzaremos a dudar cuando en situaciones límite cambiamos de comportamiento y nos sorprendemos siendo otros.
Sacar el mejor yo de todos equivale a elegirle como excelente, a potenciarle como idóneo y a depositarle como único para que integre al resto.
No podemos aspirar a conectar con nuestra chispa divina si no sabemos cuál de todos es el que lo hace. Dudemos de la univocidad de nuestras respuestas y sometamos a revisión a quien responde desde dentro ante las preguntas de la vida por si acaso hay más de uno, por si a pesar de percibirnos como una identidad, acuden varias al reclamo. Entonces estamos en la obligación de hacer una selección y quedarnos siempre con nuestro mejor “yo”.
Por último, si dudamos cuál es éste, solo tenemos que escuchar el susurro del viento que arrastre sus pasos cuando sea él quien acuda en ayuda del corazón apostando siempre por el amor.

2 comentarios:

  1. Siento esto que dices. Hay un yo, qe parece superior, que es como una voz justa, serena, cauta, firme, como un padre en mí, que dirije la orquesta de músicos en mi vida. De todos los llegados eres la más bella, el instrumento imprescindible en mi obra, el que determina los silencios, el sólo de frases completas.
    Gracias.

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  2. Mi yo superior, el que me hace allanar caminos desde el corazón...me sienta frente a ti para contemplar la belleza del tuyo*

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