Abriendo la puerta...

"Si no tenemos paz dentro de nosotros, de nada sirve buscarla fuera"

Francoise de la Rochefoucauld


miércoles, 27 de junio de 2012

TIEMPO LENTO

Hay veces que el tiempo se hace lento, pesado, casi insufrible. Se torna espeso y denso y nos atrapa en su jugo pegajoso sin permitirnos casi el movimiento.
A veces, algunas veces, es mejor quedarse quieto. Esperar que la tormenta pase, si es que pasa, o al menos emprender la espera para recuperarnos de los golpes del camino y poder seguir.
La percepción del tiempo siempre va ligada a lo que nos suceda. Mientras los acontecimientos felices le hacen volátil, efímero y resbaladizo, aquellos que nos duelen le convierten en pesado lastre que debemos llevar  arrastras aún sin quererlo.
Es el corazón el que contabiliza el tiempo y su paso. Es la emoción la que le otorga la dignidad de ser divino o la atribución de representar una condena.
El tiempo en soledad, cuando ésta no es querida, se dilata y se desliza despacito, como si no quisiese irse. Nos enreda en sus hilos resbaladizos para complicarnos la huída porque de no ser así, correríamos hacia ningún lugar en busca de cobijo. Emprenderíamos, tal vez, una marcha hacia atrás para rectificar lo errores pero evitaríamos también los gozos y deleites por los que pasamos mientras duraban las bondades de la vida.
No podemos entender el valor de cada instante hasta que pasa. En muy pocas ocasiones somos conscientes de la felicidad que nos embriaga hasta que ésta ha comenzado a marchar. Los dulces momentos que no vuelven, pasan apenas rozando nuestra consciencia cuando están sucediendo, sin embargo se dilatan y expanden cuando son recuerdo.
A veces, solo a veces, logramos atrapar lo mejor de cada tiempo y entonces es cuando realmente entendemos que merece la pena vivir, aún cuando la vida misma nos duela la mayor parte del tiempo.

2 comentarios:

  1. Cuando el tiempo va despacio, cuando pasa lento y nos permite sentirlo como un sufrimiento, quizás nos está dando una pista "vas demasiado aprisa" "¿no tienes un momento para mirarme?". Me imagino en una cola haciendo tiempo hasta llegar mi turno, desesperando sin ver apenas en qué consiste la espera. El tiempo siempre es el mismo, somos nosotros los que le otorgamos vida o sufrimiento.
    En los accidentes de tráfico todo sucede muy deprisa, en pocos segundos, pero el obsevardor siempre parece haber visto la escena a cámara lenta, cada detalle, cada gesto, y un sólo observador, no hay tiempo para la mente juiciosa, sufridora..., hay tiempo para el obsevador.
    Nuestra mente trabaja a niveles muy rápidos, tanto que no nos damos cuenta de que parar de vez en cuando, supone reencontrarse con esa realidad de la que estamos huyendo casi constantemente, esa realidad atrapada en el pasado constante. Observa, mira y sé consecuente con tus anhelos. No dejes que nada te aleje de tí mism@
    Un be

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  2. !Chepeau Xara! lo tendré todo en cuenta.
    Besossssss!!

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