Abriendo la puerta...

"Si no tenemos paz dentro de nosotros, de nada sirve buscarla fuera"

Francoise de la Rochefoucauld


jueves, 29 de marzo de 2012

LO QUE NO SABEMOS DE UNO MISMO

A veces tememos hacernos preguntas. Uno prefiere vivir ignorándose en muchos campos porque tal vez temamos las respuestas que nos daríamos a nosotros mismos de ser sometidos a un interrogatorio.
         Estamos demasiado seguros de no hacer esto o aquello e incluso nos permitimos opinar sobre quien se comporta de un modo que no aprobamos. Pero la realidad es otra. Necesitamos experiencias que nos pongan a prueba. De nada vale ser monjes en un convento. Hay que serlo y mantenerlo dentro de la vorágine de la vida. Y eso, es difícil.
         Es fácil dejarnos llevar por la crítica y emitirla sin piedad sobre otros, pero cuando las circunstancias nos ponen al límite descubrimos que no sabemos demasiado sobre nuestra capacidad de resistencia, nuestra voluntad, nuestra bondad, nuestros rencores o los odios enconados que han quedado en un rincón esperando la luz. Por eso es necesario no resistirse a los cambios. Vivir experiencias que nos pongan frente a nosotros mismos y hagan tambalear esos pilares que creemos tan sólidos por los que juzgamos al resto con dureza.
         Hay que ser tolerantes con lo que vayamos descubriendo y pensar que posiblemente sin ese mal paso que hemos dado, sin el fracaso que hemos tenido o sin el error cometido, nunca nos conoceríamos verdaderamente.
         Con los años, uno se suaviza. Y si no aprendemos a alisar nuestro corazón no habremos aprendido nada. Esa superficie pulimentada debe dar cabida a los errores del resto y permitir que los demás se equivoquen por sí mismos.
         Esto debemos aplicarlo sobre todo a los seres más cercanos, a los más queridos. Nadie puede evitar los sufrimientos que los padres, los hermanos o los hijos deban pasar. La escuela de cada uno es para cada uno. Está hecha a su medida, con las lecciones justas y los aprendizajes exactos.
         Nos duele que los hijos tengan que pasar por los dolores que ya hemos aprendido a superar y queremos, en un instante, pasarles esa sabiduría que pegada a nuestra piel solamente puede esperar a fundirse en un abrazo de bienvenida cuando el muchacho, de nuevo, regrese a nosotros.
         Hemos de serenarnos. Nunca pasa lo que no deba pasar y seguro que lo que pase será otra lección más que la otra persona no olvidará por haberla aprendido por sí mismo.
         Siempre podemos estar esperando para compartir la vivencia de lo que en cada uno nos ha supuesto pasar por experiencias semejantes.
         Entonces, cuando se produce este deseado encuentro…todo fluye y ahí, en ese momento sí es el lugar idóneo para completar lo vivido con los afectos que ahora se recibirán con los mejores deseos.

4 comentarios:

  1. Dejo aqui el comentario de nuestro anónimo del Oeste. Compruebo que no ha quedado publicado en el blog y merece la pena leerlo.

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    Generalmente somos demasiado extremistas y rígidos al opinar sobre sí mismos, nos auto-lesionamos o nos auto-alabamos en forma desmedida y aprender a ser tolerantes y sinceros nos lleva gran parte de la vida, mientras tanto erramos y acertamos una y otra vez sin que nunca tengamos paz interior y conciliemos nuestra naturaleza humana y espiritual.

    La tolerancia interior y exterior es una balanza que nunca se encuentra equilibrada y su movimiento pendular obedece generalmente no a nuestro control sino al vaiven de las opiniones ajenas, al !qué dirán " a los tabues, a la ignorancia, al fanatismo derivado de ella ó a la escasa valía que le damos a la opinión de si mismos.

    Afianzar en los chicos el auto-valor, confirmarles una y otra vez la importancia de la opinión propia y del valer personal, son lecciones que muchas veces no damos por temor, por falta de confianza en nuestra capacidad de padres o educadores y terminamos lamentando no haber hablado a tiempo o no haberlo hecho anteponiendo ese ingrediente vital en las relaciones: el amor.
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    El viento te lleva un abrazo tibio y mis mas tiernas palabras de afecto.

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    Gracias, como siempre, por tan exquisitas reflexiones y por esa presencia inestimable que nos regalas!!

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  2. Tendré muy presente tus palabras en mis relaciones, querido amigo Viento del oeste. En definitiva se trata de eso, afianzar el autovalor, la autoestima es tan importante en los niños y niñas en los muchachos y muchachas, que sin ella el mundo está despistado, confundido, como dicen algunas canciones de amor. Un Ego saludable es aquél que sabe gestionar e integrar todo lo que se le viene encima, por pequeño que sea. Los niños y las niñas que forman sus egos infantiles lo hace a partir de nuestros miedos y rechazos, y eso perturba la paz interior de cualquiera. Un beso y todo mi afecto a la claridad de tu palabra.

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  3. El saber cual es la justa proporcion para emitir un juicio ya sea a los demas o uno mismo debe de ser viendo con los ojos del alma.No consivo el encasillar a los humanos en esferas de comportamientos establecidas por la sociedad,lo que si es importante para mi son las circunstancias que rodean las acciones de los demas cuando hacen algo que me afecta o beneficia -criticamos y ejrcemos juicio en lo malo pero rara vez en los aciertos-es tan hermoso decir lo siento,me equivoque- y tambien poder escucharlo de alguien -vivamos la vida concientes de que es un camino donde hay caidas propias y ajenas y alabemos el valor de reconocerlo saludos desde veracruz

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  4. Amigo de Veracruz!! qué gusto verte por aqui...de nuevo!.
    Tu mensaje tiene fuerza!, la fuerza inmensa de la sencillez. Decir lo que uno siente y el resto sobra. Ascender por encima del Ego y entonces caen todos los escudos, todos los velos, toda la soberbia demoledora que pone la venda en los ojos cuando miramos a los demás.
    Sí, mi querido amigo, decir abiertamente lo que sentimos ...es el único camino de la empatía, la compasión y al amor fraternal entre todos. Garcias por participar. Te echamos de menos cuando no estás.

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