Abriendo la puerta...

"Si no tenemos paz dentro de nosotros, de nada sirve buscarla fuera"

Francoise de la Rochefoucauld


viernes, 23 de diciembre de 2011

LO QUE DEBEMOS ALCANZAR

Tal vez esperamos, demasiadas veces, que todo cambie a lo largo del año. Pero pocas nos planteamos cómo debemos cambiar nosotros. Sería excelente que en este tiempo distinto pudiésemos hacer balance. Una columna para el debe y otra para el haber. Recopilar y extraer de nuestra memoria qué hemos hecho este año de provecho y qué ha quedado por hacer. Qué nos habíamos propuesto conseguir y qué no conseguimos nunca a pesar de nuestra batalla. Igual conviene detenerse un poco y volver la vista atrás para lanzarla más lejos al poner los ojos al frente. O tal vez, debamos confesarnos con nosotros mismos en un acto de sinceridad improvisada que nos coloque firmes junto a lo que pretendimos alcanzar y ni siquiera hemos intentado. O por el contrario, seamos capaces de reconocer que caímos muchas veces pero otras tantas nos levantamos con el ánimo de continuar trepando en la escala hacia nuestra mejora.
         Podemos comenzar en cualquier momento. Incluso debemos alegrarnos si cuando iniciamos las propuestas de reforma, para el año próximo, vemos que estamos deprimidos, angustiados, iracundos o infelices. Es un buen punto de partida. Posiblemente el mejor. Porque estamos en la situación perfecta para conectar con lo que nos daña, con aquello a lo que tememos, con lo que nos produce sentimientos negativos y entonces…en contacto con el dolor puro, rasgar las vestiduras de su textura gruesa y densa para aligerar la carga transformándola en paso ligero y fresco hacia el bienestar.
         No podemos empezar el nuevo tiempo donde estamos. Algo habrá que mejorar, algo que cambiar, algo que convertir…aunque todo nos vaya genial porque si es así, deberíamos trabajar la genialidad que les corresponde a los demás e invertir nuestro amoroso empeño en el resto de los que conviven junto a nosotros y también sufren. Estamos conectados, todos pertenecemos a un gran mecano cuyo engranaje delicadísimo y exacto depende de la individualidad…de una, de muchas, de todas. Aportemos el aceite oloroso que mantenga suaves las relaciones, seamos amables, comprendamos y ejecutemos la vivencia del día a día con la necesaria compasión capaz de permitirnos entrar despacito en el corazón del otro. Sólo así sabremos el color de su pena y la soledad de su alma; solo así podremos ofrecer una sonrisa abierta al extender la mano para apretar la suya.

4 comentarios:

  1. Conecté con algo que me elevaba, que transformaba mi vida y mi forma de relacionarme, pero faltó la fuerza para equilibrar mi balanza; en esa experiencia perdí mucho, porque el miedo a mis cambios en mi entorno debilitó los vínculos y se rompieron en lgar de transformarse. De ese modo cada vez que conecto con mi "éxito", hago malavares para sostener mis relaciones, y siempre caigo o cae alguna pieza de mi puzle. Pero hoy, después de leer tu reflexión, puedo mirar hacia atrás, lejos y ver que el miedo a perder está tapando el brillo de mi individualidad, y me hago merecedora una y otra vez de ese sufrimiento. Es una opoción personal cambiar ese disco, que tantas veces he intentado y seguiré intentando transformar.
    El aceite es "esencial"?
    Un abrazo
    Xara

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  2. Una reflexión muy necesaria. Gracias.

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  3. Muchas gracias por un año de enseñanzas y compañía Flor y Nata, con tu permiso publico los enlaces a tus entradas en el facebook, contienen respuestas a muchas dudas. Para este año me propongo agradecer un poco más.
    Abrazos de Luz.

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  4. Esperanza muchas gracias!!!!!!!!!!...y sobre todo por compartir las reflexiones en tu facebook. Creo que todos somos maestros de todos.
    Mis mejores felicitaciones por tu blog, es estupendo también!!
    Un enorme beso.
    Gracias por vuestros comentarios, Xara y Xuan
    Flor y Nata

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