Abriendo la puerta...

"Si no tenemos paz dentro de nosotros, de nada sirve buscarla fuera"

Francoise de la Rochefoucauld


domingo, 2 de octubre de 2011

HASTA EL INFINITO Y MÁS ALLÁ...

Alguien me preguntaba hace unos días, si nuestra identidad personal, esta parte que mora en el mundo y lleva nombre y apellidos, que porta nuestros ojos, nuestra, boca, las manos, los gestos que nos constituyen…desaparece definitivamente cuando se agota el último segundo de nuestra vida aquí. Si la parte divina que mora en nuestro interior la hemos compartido con otros tantísimos nombres y apellidos, con otras apariencias, con otras biografías. Había un cierto pesar en su mirada mientras se detenía ante mi respuesta. Un sentimiento romántico de apego asomó en sus pupilas y un profundo suspiro acompañó la espera. Nos hemos acostumbrado tanto a estar con nosotros mismos que hemos aprendido a querernos, a estimarnos, a saber luchar por lo que queremos, a sentir las voluntades desde la fortaleza, a superar los miedos, a trascender la angustia, a permanecer serenos y hasta a amar nuestros defectos.
Quiero creer en lo que dije, en lo que pienso… porque para mí estas razones me dejan tranquila, sean o no sean las correctas, las reales, las verdaderas…no importa y no importa si las siento mías y me reconfortan. Está justificado todo aquello que nos hace sentir bien y más si ese bienestar se instala en el espíritu.
Cuando decidimos el plan evolutivo que trazamos, previo al estreno de nuestra última biografía, diseñamos hasta el mínimo rasgo físico y psicológico que nos constituirá. Desde la absoluta objetividad y el inmenso amor por la divinidad que fluye en cada uno de nosotros, creamos una personalidad justa para experimentar, experimentar y experimentar. Vibrar a un nivel superior será una decisión consciente a la que podamos optar en la libertad de jugar de un modo u otro las cartas que hemos traído a esta partida. De nuestras respuestas, de las jugadas mejores, de las más osadas, de aquellas en las que nos hemos implicado, nos han dolido y nos han servido para ver con claridad…de esas…dependerá que superemos el curso, que pasemos con nota y que la escuela no nos mande repetir la lección.
No es extraño que amemos lo que tenemos porque seamos como seamos ante todos somos únicos, irrepetibles, diferentes e insustituibles; como todas las personalidades que hemos elegimos hasta ahora y elegiremos hasta el infinito y más allá…
Somos un  vestido temporal, más o menos bonito para un espíritu infinito. No debe haber pena por dejarlo. Ha cumplido su misión. Siempre nos quedará la alegría de poder vestirlo cada vez con  mejores galas.

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