Quiero creer, y lo siento así, que hay un consejo de sabios ahí arriba ( o dónde quiera que sea), que se encargan de nosotros cuando verdaderamente lo necesitamos.
Sin duda, no me queda otra que pensar que este consejo está formado por las personas que se han ido antes y que nos aman. Posiblemente, a ello se añadan otras almas ignoradas, en esta vida, que han tenido muchos lazos con nosotros o incluso otras, que sin saberlo, también nos amen.
Quiero creer que gozamos de un libre albedrío tanto para acertar como para equivocarnos en nuestras decisiones. Sin embargo, también siento que no estamos suspendidos en la nada; que algo o “muchos algos”, están en el borde del abismo para ofrecernos su mano. De nosotros vuelve a depender tomarla o no.
Tal vez, este pensamiento, que me sosiega, haya sido una de mis mayores fuentes de tranquilidad en los malos momentos. Y lo que se así se antoja como un sueño, una fantasía o un cuento…llego a sentirlo verdaderamente.
Por otra parte, pienso que sea realidad o imaginación, a mi me sirve para no desfondar mi existencia, para anclarla a un presente continuo en el que me siento arropada.
Creo que tiene su misión cumplida aunque no fuese una realidad. Queda la otra posibilidad, que sí lo sea.
En ambos casos, mi alma sale ganando.
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