Qué se haga la luz en tu interior
Qué se disperse como gotas finísimas
De lluvia fresca a tu alrededor,
Qué ilumine los lugares oscuros
De nuestro corazón,
Que seamos uno con los que sufren
Tristeza y dolor.
Que tengamos, en nuestra mesa,
A los que nos miran desde el otro lado
Y sean ellos quien repartan
El amor a lo más amado.
Qué toquen tus manos
Todo lo que sea ilusión,
Que sigan los niños creyendo
En los Magos que reparten
Regalos y perdón.
Qué seamos niños también,
Una vez más, acurrucados,
En el regazo del amor.
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