Todo es poco para poder con la vida que llevamos. El tiempo no da de sí. Los días pasan rápido. Los meses y años parecen sucederse de forma estrepitosa cuando uno vuelve la vista atrás.
Dedicamos mucho tiempo a todo lo que no somos nosotros. Parece que estamos en “ cosas nuestras”, pero no en “nosotros”. Precisamente todas esas cosas externas son de nosotros para otros, pero ¿dónde quedas tú?.
Estamos equivocados cuando creemos dedicarnos tiempo volviendo a estar con gente. Los demás son necesarios para nuestra dimensión social, pero tal vez de ésta tenemos demasiada.
¿Dedicas tiempo a repasar tu día y tu comportamiento en él?¿Has hablado demasiado?¿Te has callado en exceso?¿Has respetado normas y personas?¿Has mentido, criticado o desvirtuado a otras?¿Has reído sanamente?¿Has hecho feliz a alguien?¿Has sido amable, compasivo y generoso?¿Has tomado un rato para ti en solitario? O tal vez…¿lo evitas?. ¿Te has preguntado por qué?.
Busca un momento. No es necesario que trates de colocarte mediante un ritual elaborado. Basta encontrar un espacio a solas. Cerrar los ojos. Respirar a tu ritmo. Conectar contigo y encontrarte con el que verdaderamente eres fuera del resto.
Sinceramente. Con la honestidad necesaria para verte como eres y cómo, tal vez, querrías ser.
Si hay algo que cambiar, comienza a dar pasos. Por pequeños que sean servirán para dirigirte hacia donde está el que de verdad te habita.
Solo unos minutos al día.
Será suficiente.
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