Abriendo la puerta...

"Si no tenemos paz dentro de nosotros, de nada sirve buscarla fuera"

Francoise de la Rochefoucauld


miércoles, 7 de noviembre de 2018

EL MENSAJERO DEL MIEDO



“…Aquel día me levanté temprano. Estaba inquieta, incómoda en mi cama, llena de desasosiego. Había pasado la noche dando vueltas sobre mí misma, agarrando la almohada para que los distintos trozos de tela conquistasen, fríos, mi rostro. Todo era inútil. Mi mente daba millones de volteretas sobre esa sensación inconclusa que atenazaba mi estómago.



Me levanté deprisa, como si alguien estuviese acechando tras de mí. No era sino la sombra de mi miedo. Una presencia densa y oscura que masticaba, cerca de mi oído, rechinando sus dientes para hincarlos en mi alma.

No podía explicarlo, sin embargo, un sudor frío comenzaba a empapar aquella vieja camiseta que se pegaba a mi piel.

Muchas veces había experimentado intuiciones certeras que se cumplían la mayoría de las veces. Algo iba a suceder y no sería muy lejos de mí. ¿O tal vez sería a mi misma?.

Aquella espesa sensación se había adherido a mi mente y no estaba dispuesta a abandonarme.

Fui a la cocina a prepararme un café. No había nada que temer. Todo estaba en su sitio. Nada hacía presagiar que fuese a suceder algo extraño ajeno a las cotidianas rutinas en las que me encontraba cómoda.

No lo tomé. Fui a darme una ducha y bajo el agua aquel compañero que se había convertido en mi sombra, puso su mano en mi hombro. Me estremecí al instante.

Su tacto era frío y rugoso, pareciese que un metal helado cayese en él hundiendo mi clavícula. No me moví. Solamente giré mi cara y pude verlo. Era él. El mensajero del miedo. Ahí estaba. Sin rostro, sin cuerpo, sin forma definida pero con una presencia maloliente que envolvió toda la estancia.

En aquel momento me di cuenta. Lo había creado yo, era un hijo de mi cerebro. De igual forma lo podía despedir.

Cerré los ojos. Imaginé la poderosa luz blanca que como un rayo poderoso inundó mi interior. 

Volví abrirlos. Todo se había trasformado. 

Sentí ganas de volver a la vida.

Solamente mirando al miedo pude deshacerme de él.”


No hay comentarios:

Publicar un comentario