Abriendo la puerta...

"Si no tenemos paz dentro de nosotros, de nada sirve buscarla fuera"

Francoise de la Rochefoucauld


lunes, 4 de diciembre de 2017

LA BÚSQUEDA INFINITA



Hay gente que lo tiene todo y curiosamente es la gente que más busca lo novedoso, lo que no ha alcanzado o lo que es de otro.

Cuando la vida se presenta cómoda, en muchas ocasiones parece que falta algo. Es como si a pesar de no tener motivos de queja faltase la magia, la chispa, la ilusión que nos pone en marcha con millones de ganas de comernos el mundo.



La pirámide de Maslow no recoge, exactamente como tal,  las necesidades emocionales. Habría que inventar una para ellas. 

Comenzaríamos por poner una base amplia y poderosa en la que se asentaran los afectos de la niñez. Las luces y las sombras de esa época. Los olvidos y los recuerdos. Las ausencias y las presencias. Todo lo que constituye el colchón de plumas donde reposar el alma.

Esta sería la primera escalera, la de las necesidades básicas de afecto aprendidas en la infancia.

Seguiría otro escalón, el de la seguridad afectiva anclada en los padres pero despagada desde ellos mismos a la vez. Cómo se vivió allí el anclaje a las raíces o cómo el desapego necesario.



El tercer peldaño le ocuparíamos con los amores, amistades y deseo sexual coincidiendo con este autor en que es el punto medio de la armonía interna. Algo necesario pero no absolutamente imprescindible en todo momento y a todas las horas. Algo gestionable, posiblemente con fechas de caducidad y posibilidades de renovación. Pactos del corazón, necesarios pero reversibles.

El siguiente peldaño le dejaríamos para el éxito afectivo y su búsqueda. Con ello nos llevamos la autoestima propia, nuestra creencia en la valía que poseemos y la capacidad de arriesgarnos.

Por último, coronaríamos nuestra pirámide con la toma de decisiones siguiendo al corazón. Siendo capaces de hacernos preguntas tales como: ¿Me siento bien con esta persona o con esta situación?¿mejora algo en mi lo que siento con esto u lo otro?.

 Se trata de la meta- conducta afectiva. ¿Es válido lo que vivo con determinadas situaciones, personas o hechos para hacerme más feliz?.

Quedaría así completo el diseño de este peculiar zigurat capaz de tocar el cielo; porque cuando uno siente y siente tanto, siempre lo toca.

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