Abriendo la puerta...

"Si no tenemos paz dentro de nosotros, de nada sirve buscarla fuera"

Francoise de la Rochefoucauld


lunes, 27 de marzo de 2017

NADIE NOS ENSAÑÓ A AMAR



Solamente se puede enseñar a amar, con amor. No hay otro código, ni otro lenguaje y por tanto, no hay libro ni manual de instrucciones.

El primer amor, quien nos muestra cómo es con toda su fuerza, es la madre, o en su ausencia, la figura más cercana de intimidad o afecto que nos acompañe cuando abrimos los ojos a la vida.

Es cierto que nuestra forma de dar y recibir amor, más tarde, estará muy condicionada por estas experiencias previas, pero no tanto como para no poder reconducir, con mucho trabajo interior, la gestión del afecto.

Posiblemente, cada uno buscamos completarnos; a veces, compensar lo que no se ha tenido o incluso, llenar vacíos. No son los mejores caminos para establecer una relación pero lo cierto es que son tan poderosos en nosotros que no podemos evitarlos, al menos en un principio.

Nadie nos enseñó a amar, como tampoco nos enseñaron a vivir. Lo único que tenemos son referencias y modelos, bueno o malos; y después experiencias en las que además de los ejemplos ponemos en juego toda una historia genética de ancestrales emociones heredadas e inconscientes.

Este coctel explosivo nos acompaña de por vida. Vamos sorteando obstáculos como podemos; culpándonos unas veces, arrepintiéndonos otras y resurgiendo de nuestras cenizas la mayoría.

Algo que en sí mismo que es tan sencillo y bello como amar se convierte, generalmente, en conflictivo y problemático. 

Desatendemos su cuidado. Dejamos de “decir”, de “expresar”, de ”dar”, de “pedir”…dejamos de renovar la ilusión. En vez de mantener encendido el fuego vamos dejando que se haga rescoldo y de ahí a convertirse en cenizas no va nada.

No nos enseñaron a amar, pero a “ amar” se aprende “ amando”.
 No hay más.

        

No hay comentarios:

Publicar un comentario