Cuando
éramos pequeños nos contaron muchos cuentos y sobre todo lo hacían al ir a
dormir, lo cual nos permitía soñar aún más.
Nos
fuimos creyendo que la vida era un montón de dulces del que, igual que lo
hacíamos en casa, podíamos tomar de él
todos los días.
Es
duro aprender que los padres no existen entre la gente; que los amigos y los
amores nos traen gozo pero también
sufrimiento y que si queremos que alguien nos quiera de verdad solo tenemos que
mirarnos al espejo para ver a la única persona que estará con nosotros toda la
vida.
Es
duro crecer. Pero un día ser crece y ya está. De ahí en adelante, los cuentos
se creen si quieres creerlos y hasta donde quieras hacerlo. De ahí en adelante,
comienzas a entender que la palabra “ te quiero” se dice con demasiada
facilidad cuando no hay dificultades. Que el mundo no está a nuestro favor solo
por ser bondadosos o sinceros. Pero, sobre todo, que el esperar la recompensa
por lo que merecemos vuelve a ser una utopía.
Sin
embargo, de alguna forma tenemos que confiar en que si estamos aquí es por y
para algo y que todo no puede ser malo.
Creer en que algo bueno nos está
esperando y que el hecho de comprender lo que nos sucede nos llevará a aligerar
el sufrimiento.
Estoy
haciendo la digestión de una comida demasiado condimentada. Me repiten las
especias. Me duele el estómago y hasta el alma.
Esperaré
que pase el tiempo y se deshaga el dolor.
Mi
memoria es muy selectiva. Estoy segura de que me quedaré con lo bueno y eso
será delicioso también.
Yo estoy segura, convencida de que algo en tí ya se ha puesto en marcha para continuar a la luz del camino. Un beso con todo mi afecto
ResponderEliminarXara gente como tú es la que nos acerca a la luz! Graciasssss millones*
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