¿Te has preguntado alguna vez si todo esto que
nos ocurre y tú mismo podría estar siendo en el sueño de otro ser?...Y si todo
es una fantasía onírica en la que vamos de un lado a otro, al vaivén del
soñador?
Comenzamos la semana poniendo el acento en
un destino que se renueva constantemente, en una historia que aun siendo nuestra
puede pertenecer a otros; sabiendo, eso sí, que aun manejados por los hilos de
un hado desconocido, siempre podremos elegir.
Sean como sean tus circunstancias, puedes
decir NO o Sí cuando realmente quieras.
Cambiarás el sueño…pero serás libre dentro
de él.
Os dejo un cuento breve al respecto.
Una hermosa tarde anegada de sol, un dignatario se había aventurado por los
senderos escarpados del valle profundo donde Zhuangzi había fijado su
domicilio. El mandarín, brillante letrado que había superado todos los
sucesivos exámenes y había obtenido un puesto de consejero junto al rey de Wu,
deseaba plantarle al viejo maestro una pregunta sobre el Tao, con la esperanza
de respirar los efluvios de lo Indecible.
La choza estaba desierta, la puerta abierta de par en par. Unas huellas muy
recientes de sandalias conducían a una pradera en pendiente. El dignatario las
siguió y descubrió a Zhuangzi dormido a la sombra de un viejo árbol nudoso, con
la cabeza sobre un cojín de flores campestres. El letrado tosió suave y
repetidamente, y el sabio abrió los ojos.
-Maestro, perdóname por perturbar tu reposo. Vengo de muy lejos a
interrogarte sobre el Tao.
-No sé si podré contestar –respondió Zhuangzi frotándose los ojos.
-Venerable, tu modestia te honra.
-No, eso no tiene nada que ver. A decir verdad, ya no sé nada, ¡ni siquiera sé quién soy!
-¿Cómo es posible? –preguntó el mandarín desconcertado.
-Oh, es muy sencillo –prosiguió el viejo taoísta, con aire soñador-. Figúrate que hace un momento, mientras dormía, he tenido un extraño sueño. Era una mariposa que revoloteaba, embriagada por la luz y el perfume de las flores. ¡Y ahora ya no sé si soy Zhuangzi que ha soñado que era una mariposa o una mariposa que sueña que es Zhuangzi!
Y el consejero del rey de Wu, boquiabierto, se inclinó profundamente y
volvió sobre sus pasos, rumiando estas palabras enigmáticas con la esperanza de
extraerles el jugo.
"El sueño de otro"...; la mente engañosa que pone fuera lo que está dentro de nosotros. Yo creo que somos lo soñado y quien sueña. Integremos nuestras partes no reconocidas y entonces comprobaremos que somos el Todo y también la parte.Buenos días bella Flor, dulce Nata
ResponderEliminarQué bonito comentario! Grcaias Xara! ha sido lo más reconfortante que me ha sucedido en un mal día como el de hoy.
ResponderEliminarAbsolutamente de acuerdo contigo. Integrar las partes y sentirnos UNO con todos, con todo.
Un beso***