Abriendo la puerta...

"Si no tenemos paz dentro de nosotros, de nada sirve buscarla fuera"

Francoise de la Rochefoucauld


domingo, 23 de agosto de 2015

VIAJE A ÍTACA (Relato del Domingo)



DOMINGO ANTERIOR

Lui abrió los ojos y comenzó a toser.
.-¿Quién es este niño?.- Preguntó Owen.
.-No lo sabemos. ¿Usted lo conoce?.- En ese momento, el pequeño comenzó a mover sus ojos al mirarle para que asintiese. Owen estaba desconcertado una vez más. No sabía que estaba sucediendo pero la profunda mirada de aquel niño le hacía seguir su instinto para acabar por confirmarlo.

.-Así es. Y a la mujer que ha escapado también.

.-Tendrá que responder a unas preguntas cuando el pequeño esté bien.- En ese momento Lui comenzó a lloriquear.

.- Mamá, mamá…¿dónde estás?...Tío que bien que estás aquí.
.-Si mi querido niño. Mamá vendrá pronto.- Owen se sorprendía a sí mismo diciendo aquellas palabras a un niño desconocido. Sin duda, algo quería decirle aquel pequeño y estaba dispuesto a escucharle. (…)

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Relato_Domingo, 23 de agosto de 2015

(…)
En realidad, el estado de aquel pequeño no era de enfermedad, ni siquiera estaban alteradas ninguna de sus constantes. Después de comprobarlo decidieron trasladarle a una habitación de planta para observar su evolución.

Owen siguió la camilla durante todo el proceso. Los ojos diminutos de Liu se fijaron en las pupilas de aquel hombre amigo del dueño de su juguete. Le pareció un hombre bondadoso y decidió entregárselo lo antes posible.

Una vez en la habitación, el pequeño cerró los ojos para facilitar la conversación de los médicos con aquel hombre que en un instante se había convertido en familia propia.

.-Señor…

.-Owen; Owen Stanford.

.-Bien. Le comunicamos que el pequeño no parece haber sufrido ningún proceso de importancia. ¿Cómo sucedió el incidente?.¿Se cayó al suelo de forma súbita?.-El doctor tragó saliva antes de contestar.

.-No lo sé. No estaba allí. Me dijeron las madres que le atendieron que no podía respirar. Nos hemos llevado un gran susto.- Owen había oído a Nicoleta los preliminares del relato de lo sucedido en la coordinación al llegar.

.-¿Le llamaron a usted?.

.- Ejemm..bien, eh…en realidad iba en su busca. Mi hermana  me pidió que lo recogiera.

.- Deberá pasar a dar los datos del pequeño.-La sorpresa de estas palabras fue en aumento en la mente del psiquiatra. ¿Cómo podría resolver aquella situación?. No conocía ningún dato sobre él, ni tampoco por qué aquel niño le había indicado con sumo interés que le cubriese.

.-Puede hacerlo ahora, si lo desea.- Liu que oía aquella petición con los ojos cerrados se apresuró a llamarle.

.- Ven, ven tío. –Su voz quejosa se deslizaba, en un tono muy bajo, hasta el grupo de personas que se encontraban en la puerta de salida.

.- ¡Mi querido niño!...- se apresuró a decir Owen.- Esperen por favor, pasaré a dar esos datos en un momento. Quiero asegurarme de que está bien.

.- Por supuesto. Le mantendremos informado.- Y diciendo esto, cerraron la puerta dejándolos a solas.

Owen se acercó a la cama.

.-Hola soy Owen.- El pequeño sonrió maliciosamente.
.-Yo Liu y tengo algo tuyo.

.-Sí, se cómo te llamas, lo vi en la bolsa de tu ropa. Pero no entiendo. ¿Qué te ha sucedido?

.-Yo vi como se llevaban a tu amigo después de ser atropellado. La ambulancia iba muy rápido. 

.- ¿Lo viste?. ¿ Y que tiene eso que ver con que tu y yo estemos ahora hablando?.

.- Yo lo encontré.

.-¿Qué encontraste?.- Owen estaba perplejo. Con anterioridad había ayudado a desvestirse al pequeño antes de pasar a la habitación. Sus ropas estaban dentro de una bolsa con su nombre.

.- Has metido mi pantalón en esa bolsa.- El niño señalaba sus efectos enredados dentro de ella.- Y en él hay algo que se le cayó a tu amigo.- Con rapidez el doctor procedió a revisar el pantalón. Al encontrar el pen driver se heló su sangre. En un segundo vio como su secreto dependía de un niño desconocido. Se dio cuenta de cómo, también, la suerte jugaba a su favor y agradeció inmensamente la presencia de aquel pequeño que le salvaba la vida. 

Tomó aquel pequeño objeto en sus manos y lo apretó delicadamente cerrando los ojos.

.-¡Gracias Liu!. No sabes lo que supone esto para mí. No sé cómo podré agradecértelo.

.-Bueno, tal vez sí puedas.- El desconcierto de Owen era cada vez mayor.

.- Tú me dirás. Haré cualquier cosa por ti.

.- Me gusta tu flequillo.- Y diciendo esto sonrió en señal de complicidad.- La puerta se abrió con agitación.

.- ¡Liu! Cariño mío qué te ha pasado.!.- Su madre visiblemente afectada entraba con rapidez para abrazarle.

Owen se apartó sigilosamente para iniciar su retirada. Cerca de la puerta de salida ya oyó decir a aquella mujer:

.- ¡Oiga!, ¿quién es usted?¿Por qué está con mi hijo? (…)

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