Es
difícil llegar a todo sin renunciar a nada, de ahí la necesidad de priorizar.
Muchos
de nosotros vamos con el acelerador pisado a fondo. Queriendo saborear lo que
engullimos sin masticar. Prefiriendo olores a sabores. Deglutiendo tiempo sin
horas y pisando fuerte sobre palillos.
Para
frenar este paso imposible de seguir, aparece el Mindfulness. Se trata de la
atención profunda en el instante. El aquí y el ahora en estado puro. El
convencimiento de que es necesaria una herramienta que nos ayude a mantenernos
en equilibrio tras la tormenta que no cesa sobre nosotros.
Hay
que hacer balance. Lo primero establecer cuál es la escala de valores que rige
en nosotros. Qué es aquello que más nos importa porque ello va a determinar
cómo actuar.
El
análisis de nuestras motivaciones, de lo que nos hace felices y lo que no, de
lo que es importante y lo que es accesorio nos llevará a diseñar un provechoso
plan de acción. Porque en realidad, sin acción no se modifica nada.
El
plan de acción debe ser coherente y, para mí, la coherencia está en ser un poco
egoístas, en poner nuestros intereses y prioridades por encima de los de los demás, sin dejar que los de ellos se
antepongan a los nuestros.
Si
nos cuesta tomar decisiones, decir no y dar un paso adelante entonces somos los
candidatos perfectos para un plan de Mindfulness.
Centrarnos
en el presente. Dar prioridad a nuestro propio bienestar. Ser consciente de que
donde está nuestro cuerpo está nuestra vida. Eliminar el sonido reiterativo de
nuestros propios deseos por cumplir.
Las
expectativas nos destruyen. Esperar de otros otras actitudes, otras dádivas,
otros afectos nunca nos va a salir bien.
Esperar
solamente hay que esperar de uno mismo. Nada más. Y aún así corremos el riesgo
de equivocarnos.
Porque
la única realidad es que no sabemos absolutamente nada de lo que nos queda por
hacer o de cómo nos comportaremos cualquier día que no sea lo que hemos hecho
hasta hoy.
La
vida cambia. La realidad también. El instante mismo es mutable.
No
hay mejor mensaje que el que nos da la propia existencia. Carpe Diem…pero un “diem” tan inmediato como
el instante presente en cada décima de segundo.
Si
comes, come. Si duermes, sueña. Si caminas, avanza. Si te detienes, disfruta.
No hay comentarios:
Publicar un comentario