En
la vida, muchas veces, vamos de salvadores. Como si no tuviésemos bastante con
salvar las partes de nosotros mismos que no encajan con la paz y el equilibrio
que deberíamos sentir.
Nos
creemos con la capacidad de entrar en el dolor de los demás e intentamos
despojarles de él.
También
lo quería Don Quijote y el caballero de la armadura oxidada y todos y cada uno
de los héroes invisibles que día a día intentan hacer la vida más fácil y mejor
a los demás.
Hay
mucho altruismo en ello y también mucha esperanza de que salvando a otros nos
salvemos a nosotros mismos. Es una especie de postura catártica que responde a
una proyección de nuestro ego sobre el otro para hacer una simbiosis con él.
Pero
lo cierto es que nadie podemos salvar a nadie. Incluso, en ocasiones, los que
deberían ser salvados no creen querer serlo. En cualquier caso, el intento es
imposible porque la batalla con uno mismo solo puede ser librada desde dentro.
Me
ha gustado esta reflexión que comparto.
…”Tú
no puedes salvar a nadie, y no puedes ser salvado si buscas quién te salve. No
hay ningún yo que salvar, ningún yo que perder, ningún yo que defender, ningún
yo que hacer perfecto o perfectamente feliz. Deja ir cualquier ideal imposible.
Tú
eres hermoso en tu imperfección, escandalosamente perfecto en medio de tus
dudas; amoroso, incluso en medio de tus sentimientos poco amorosos.
Todas
esas partes han sido dadas, todas son partes de la totalidad, y tú nunca fuiste
menos que la totalidad. Estás respirando. Sabes que estás vivo.
Tienes el derecho a existir, a sentir lo que
sientes, a pensar lo que piensas.
Tienes
derecho a tu alegría y derecho a tus tristezas. Tienes derecho a dudar también.
Tienes
derecho a recorrer tu camino.
Tienes
derecho a estar en lo correcto, y derecho a equivocarte; tienes derecho a esta
gigante felicidad que conociste cuando eras pequeño.
Estás
respirando, y eres inseparable de la fuerza de la vida que anima todas las
cosas, que se conoce a sí misma como todos los seres, que se descubre a sí
misma en cada momento de esta increíblemente maravillosa existencia.
Tu
autoestima no está ligada a lo que los demás piensen de ti. “
Jeff Foster
¡Feliz
Sábado!
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