Abriendo la puerta...

"Si no tenemos paz dentro de nosotros, de nada sirve buscarla fuera"

Francoise de la Rochefoucauld


martes, 20 de enero de 2015

LA URGENCIA DE SOLTAR



Una etapa que termina, una pareja que se disuelve, los hijos que se van de la casa, amigos que quedan en el camino, cambios en nuestro cuerpo, en nuestro entorno, en nuestro trabajo… Algo muy dentro nuestro quisiera que todo se quedara quieto; así estemos anhelando el cambio, le tememos (y mucho más cuando no lo anhelamos!). Pero la vida es impermanencia. Y esa impermanencia es, curiosamente, la que, si trabajamos sobre ella, puede vincularnos con algo inmutable que es nuestro núcleo.

Urgencia por controlar al otro, urgencia por disimular el paso del tiempo (cuando nos apegamos a una etapa, un cuerpo que ya no tenemos, un rol que ya no cumplimos), compulsión por actuar de un modo que nos es habitual (sentimiento muy similar al de requerir una sustancia estando en situación de adicción)…


Soltar es un ejercicio para toda la vida, para cada día, en cada pequeño acto. No significa permanecer inerte, indiferente, como la falsa imagen del yogui que parece estar “más allá del bien y del mal”: es estar plenamente vivo, relacionándonos intensamente con lo que hoy somos, hoy hay, hoy es, y no con lo que éramos, lo que fue, lo que ya no está (o lo que quisiéramos que sea o hubiese sido).

No debemos enfrentarnos de entrada con lo más grande, porque no podremos. Es demasiado amenazante. Puede incluso ser demasiado cruel soltar algo ahí mismo, en el acto. Incluso con las pequeñas cosas podemos, aunque sea de forma intelectual, comenzar a ver que el hecho de soltar puede tener una enorme trascendencia, una relajación y una conexión con la suavidad y la ternura del verdadero corazón; a veces, él nos dice:

“Es demasiado para ti; todavía no eres capaz de deshacerte de ello, practica primero con las cosas sencillas. Empieza dándote cuenta de todas las pequeñas cosas a las que estás apegado y te resultará más fácil entender qué significa soltar.

 Vete deshaciendo la gran piedra poco a poco…paso a paso…soltando arenillas y algún día, cuando menos lo esperes, enredado en el trabajo de lograrlo, lo habrás conseguido”.

Fuente: (Fragmento…)

4 comentarios:

  1. Soltar el fardo...un ejercicio sano y saludable.

    Hasta cuando nos fabricamos otro, remata el Marqués.

    Saludos

    Orange P.S.

    ResponderEliminar
  2. Me gusta el pensamiento práctico del Marqués. Soltar las cargas, la mayoría de las veces se convierte en un círculo infinito de sustitución de una por otras.
    Gracias!!*

    ResponderEliminar
  3. El verdadero arte consiste en saber asumir compromisos sin que estos "pesen" sobre nosotros.

    Para unos solo enfrentar el nuevo dia implica una carga mientras para otros es tener una nueva oportunidad.

    Entregar el corazón al amor es una bendición para muchos mientras para otros es atarse en cadenas.

    El ser humano paga un precio alto por la habilidad de racionalizar cada acto y aprender a manejar cada situación en su contexto real le toma la vida misma.

    Se ha dicho con razón que solo a la hora de la muerte, el ser humano acepta su condición humana y solo alli puede vivir la mayor de las satisfacciones o el terror profundo de un futuro negro e incierto.

    La guia siempre alumbra en nuestro interior y debemos aprender a seguir su luz para iluminar cada acto no solo con la razón sino con el apoyo de la fuerza espiritual que lo impulza.

    Todo un arte difícil de dominar.

    Saludos.

    NN

    ResponderEliminar
  4. Interesante comentario!. Efectivamente la cercanía a la muerte ...iguala. Ese es el arte que deberíamos aprender. Conocer la habilidad de "no importar, sino lo importante" y que ésto no sea cualquier contingencia.
    Como siempre mi enorme agradecimiento por las reflexiones!***

    ResponderEliminar