Este
fin de semana me he dedicado a una lectura sobre asertividad; esa voluntad
explícita de hacer valer nuestro derecho y demostrar que tiene un lugar no
negociable, que le concedemos para que otros no lo atropellen.
Hay
personas que esgrimen razones poderosas para justificar, ante sí mismos, la
falta de capacidad al defender lo que les pertenece. En estos casos evitan la
confrontación o se someten a ella.
Los
4 pensamientos típicos que les asisten cuando ceden su puesto, su derecho y su
lugar al otro son:
1.
Los
derechos de los demás son más importantes que los míos.
2.
No
debo herir los sentimientos de los demás ni ofenderlos, así yo tenga la razón o
me perjudique.
3.
Si
expreso mis opiniones seré criticado o rechazado
4.
No
sé qué decir, ni cómo decirlo. No soy hábil para expresar mis emociones.
(W.
Riso)
Efectivamente,
esta postura inhabilita el ejercicio de una sana salud emocional, nos limita y
nos somete.
Uno
de los ejemplos más sencillos y frecuentes que podemos recrear es el típico
caso de la cola del supermercado.
A
todos nos ha sucedido que alguien, con pocos artículos en la mano, nos pida
permiso para pasar delante. La mayoría de las veces accedemos. En unas
ocasiones porque sentimos una especie de microlástima inmediata por quien tiene
que esperar a varias personas con más objetos en sus cestas, otras porque no
nos atrevemos a negar lo que parece un caso de compasión y cortesía básica.
Lo
he estado pensando detenidamente y nunca más debemos ceder este puesto que en
realidad no es nuestro. En ese momento, inventamos un turno anterior al nuestro
que no existe y de crearlo debería ser con el consenso de todos los que van
detrás de nosotros.
En
caso de ceder algún turno sería el nuestro mismo
teniendo, entonces, que ir nosotros al final de la cola y la persona a la que
se lo hemos cedido, actuar en nuestro lugar.
Seguro
que si por un momento pensamos actuar así, nadie cedería su lugar.
La
vida es una gran cola. Actuemos del mismo modo.
¿Como se puede ser asertivo con un familiar que solo piensa en si mismo?
ResponderEliminarXuan, precisamente es ahí donde tenemos que hacer hueco a nuestros derechos y pese a quien pese, darles el lugar que les corresponden. No hace falta ser agresivo, solamente firme a la hora de delimitar es espacio y el lugar de lo propio.
ResponderEliminarUna persona egoísta tampoco valorará el esfuerzo que haces porque ella sea siempre el centro del mundo perdiendo tu derecho, en cuyo caso, no estás ganando nada con tu sumisión.
Su reacción será de repulsa ante la nueva situación pero no ha de importarte, cuando de verdad comprenda que tú tienes derecho a los valores propios cederá su testarudez o se retirará con su pataleo. Todo siempre mejor que someternos siempre perdiendo.
Mucha suerte !!