Abriendo la puerta...

"Si no tenemos paz dentro de nosotros, de nada sirve buscarla fuera"

Francoise de la Rochefoucauld


viernes, 6 de septiembre de 2013

PÍLDORAS PARA LA FELICIDAD



         He pensado muchas veces cómo sería la vida si la felicidad pudiese recetarse, si viniese con prospecto en cajitas de color y si pudiese venderse en cualquier tienda.
Entonces dejaría de saber tan bien y probablemente, al poder acceder a ella en cualquier situación y momento, perdería el encanto de sorprendernos con sus maravillosas sensaciones.
Lo que sí es cierto es que lo que escasea es lo que aumenta su valor y si todos fuésemos felices siempre querríamos tener algún contratiempo para experimentar un poco de emociones contrastadas. Por suerte, no es así. No nos excede ni rebosa por doquier en nuestra vida pero no lo hace para seguir haciéndose necesaria. Y es mejor de este modo. En principio porque hay que recomponer la idílica sensación de qué es lo que nos hace felices y determinar si acaso no nos dejaremos fuera pequeños detalles que son las células madre de los momentos dichosos.
La medida de lo que gozamos sin darnos cuenta nos lo da, sobre todo la salud. Basta estar mínimamente enfermo para experimentar esa sensación de sobrarte casi todo y de añorar aquello que hemos  disfrutado en otros momentos en los cuales aún pensábamos que algo mejor debía sucedernos.
Cuando en realidad nos ocurren acontecimientos difíciles, entonces solemos valorar lo que en el pasado nos hizo felices pero ese juicio ya no vale y nos perjudica más que nos ayuda.
Siempre he dicho que una de las sensaciones que no quiero perderme es darme cuenta del momento en el que soy feliz. No siempre nos damos con exactitud lo que nos sucede cuando nos pasa. Me gusta tener conciencia plena de gozar lo máximo y lo mínimo, lo grandilocuente y lo sencillo, las luces y las sombras y mantener en mi la percepción de ese sabor dulce de las horas inolvidables aunque estas hayan sido empleadas en contemplar la vida pasar, simplemente.
No quiero que el recuerdo de lo que pasó se haga consciente en el futuro. Necesito empaparme del gozo presente y atesorarlo en mi interior para seguir deleitándolo cuando la niebla no me deje ver más allá.
 Siempre hay algo que en el día nos ha hecho un poco más  felices que otros ratos y si no lo hay, habrá que comenzar a seleccionar las emociones para encontrar algo, lo que sea, que nos permita seguir esperanzados en la búsqueda de nuestras particulares píldoras, esas que podemos hacer a nuestra medida, cada día.

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