Abriendo la puerta...

"Si no tenemos paz dentro de nosotros, de nada sirve buscarla fuera"

Francoise de la Rochefoucauld


viernes, 6 de septiembre de 2013

LOS ERRORES



Siempre hemos creído que de los errores solamente debe extraerse lo bueno y esto no es, sino el aprendizaje que dolorosamente conllevan. A veces pienso que los errores son en realidad oportunidades de mejora. Contratiempos con los que la vida nos pone a prueba. Medidas que nos devuelven la nuestra, pero sobre todo, ocasiones para mejorar ante nosotros mismos.
         Hay ocasiones en las que la equivocación llama a tu puerta y aún estando seguro de no querer dejarla pasar, abrimos una rendija y se cuela. Lo peor de dejarse llevar por las circunstancias, cuando un error posible está a punto de cometerse, es no querer verlo o no poder hacerlo, porque si algo es verdaderamente sencillo es equivocarnos.
         Recientemente he tenido ocasión de reflexionar sobre si evitar un dolor justifica un error. Me he respondido con una rotunda negativa. El dolor es necesario para restablecer la serenidad y curar heridas. No puede evitarse por mucho que queramos taparlo porque entre otras cosas, cuando lo ocultamos tras la mentira, crece escandalosamente. Cada vez se agranda más y lo que antes era una ligera molestia se va convirtiendo en un insoportable y agudo sufrimiento que podría haberse evitado.
         La vida experimenta con nosotros. En realidad, todos somos un gran experimento en el cual no siempre la claridad nos asiste, ni la voluntad nos ayuda. En ocasiones, cuando creemos tenerlo todo podemos estar a punto de no tener nada. Por eso tenemos que cuidar de nosotros mismos, vigilar nuestra estupidez y regalar la tontería. Que nada nos despiste a la hora de dar la talla. Que podamos levantar la cabeza y reír ampliamente. Que no haya nada guardado en las maletas. Que podamos mirarnos a los ojos y solamente ver transparencia. Desde esta atalaya podremos embelesarnos con nuestra excelencia, empaparnos de sencillez y ofrecer a los demás lo mejor nuestro.
         No hay otro secreto para ser y hacer feliz.

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