Abriendo la puerta...

"Si no tenemos paz dentro de nosotros, de nada sirve buscarla fuera"

Francoise de la Rochefoucauld


viernes, 13 de septiembre de 2013

LA BASURA MENTAL

A veces creo que todos tenemos, de alguna manera, el síndrome de Diógenes. Todo lo guardamos en la mente, por si hace falta o, por lo contario, porque sentimos pena de los deshechos.
         Cuando sufrimos es porque algo no va bien, aunque nada tenga que ver con la realidad y el dolor se produzca solamente en nuestra conciencia. Es lo mismo que cuando un niño llora. Siempre he mantenido la teoría de que cuando lo hace, se encuentra molesto por algo, lo que no quiere decir que haya que concederle todo, pero sí atender a ese desagrado que manifiesta espontánea y abiertamente. A nosotros nos sucede lo mismo cuando estamos viviendo situaciones que nos producen dolor.
         Hay que atender al sufrimiento cuando se hace presente y valorar lo que de fortuito tiene. No se sufre en vano nunca, no obstante, aunque lo parezca. Siempre es por algo y ese algo, aun sin digerir, deja sus restos. Lo peor es ir acumulándolos, unos sobre otros, apilando sus consecuencias y sufriendo su podredumbre.
         La basura mental que acumulamos puede tener consecuencias impredecibles. Siempre está ahí, por detrás incluso de los momentos felices, siempre destilando vapores con un hedor pestilente capaz de diluir el bienestar, siempre necesitada de una limpieza saludable que nos asegure nuestra salud integral.
         Es difícil librarse de ella. Posiblemente, el único método eficaz sea centrarse tanto en los empeños del presente que no quede tiempo para que la mente vuelva a escarbar en la basura en busca de viejos y perdidos sentimientos que solamente pueden importunar el equilibrio emocional. Para eso, hay que tener el día a día lleno de pequeños objetivos con una gran meta: eliminar poco a poco, lo que nos sobra para vivir en paz.

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