Abriendo la puerta...

"Si no tenemos paz dentro de nosotros, de nada sirve buscarla fuera"

Francoise de la Rochefoucauld


lunes, 9 de septiembre de 2013

EL LUGAR DE CADA UNO



         Hay gente que siempre está fuera de lugar, otros que no saben qué lugar es el suyo y la mayoría que aunque ocupen un lugar y sepan que es el de ellos, no están nunca contentos con el que tienen.
         La peor situación de todas es no estar en tu lugar, no ocupar de verdad el espacio y el rol que debería definir tu función y creer, además que por ello, eres aún más ponderado.
Conozco a gente que está sobreactuada todo el tiempo y  que lejos de saber lo que son y cómo deben responder por ello, avanzan sobre terrenos ajenos sin dolerles prenda, arrasando con lo que sea en función de la vanidad propia. Uno debe saber estar siempre. Es importante conocer hasta dónde debes llegar para no desquebrajar tu dignidad ni arremeter contra el equilibrio del de enfrente.
Disponer de un criterio leal a lo que somos y respetuoso con quienes estamos, nos define. Nos hace personas capaces de asumir retos sin menoscabar el potencial del otro, nos ayuda a colaborar sin pedir nada a cambio, a saber hasta dónde deben llegar los límites y sobre todo a ponderar si las respuestas que obtenemos son las que merecemos.
Cuando estamos descolocados actuamos alocadamente y eso siempre trae consecuencias o para nosotros o para los demás. Hay que recolocarse y actuar en el marco que nos sea propio sin traspasar la barrera de lo punible y sin dejar que el tiempo decida lo que ha de hacer para darnos una lección.
         Me gustaría siempre seguir manteniendo las ideas claras, saber donde me encuentro y en qué lugar, pero sobre todo saber qué límites nunca debo de pasar. Me encantaría seguir siendo valiente, intrépida y un poco aventurera pero sin hacer daño a nadie, sin comprometer los empeños del otro y sin menoscabar la confianza que debo ganarme por consideración de mi valía y no por la extrapolación de mi carácter.
A veces todo esto es harto difícil para algunas personas. Lo peor es caer en la confusión de su descoloque y dejarnos arrastrar por ese afán de protagonismo con el que la otra persona nos envuelve.
Yo quiero seguir atenta, a mi lugar y al de la persona que tengo enfrente. No quiero equivocarme, ni pagar precios que no merezco.

No hay comentarios:

Publicar un comentario